LEVANTAMIENTO CONTRA LAS INSTITUCIONES ITALIANAS

La revuelta de las horcas

Un movimiento de protesta se expande por numerosas ciudades de Italia con acampadas y bloqueos de vías y carreteras. Crece el temor de que sirva de catalizador de la violencia

Choques 8 La policía y los manifestantes se enfrentan en las calles romanas de la Universidad La Sapienza, ayer,

Choques 8 La policía y los manifestantes se enfrentan en las calles romanas de la Universidad La Sapienza, ayer,

ROSSEND DOMÈNECH / Roma

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Algunos temían que pudiera ser como el bon cop de falç de los catalanes en junio de 1640, pero no lo será. La Coordinadora 9 del 12, conocida como Rebelión de las horcas, vivirá hoy un momento cumbre tras ocupar simbólicamente Roma y recibir en la plaza de san Pedro del Vaticano la bendición del papa Francisco a los desahuciados por la crisis.

«Italia no es un país de revoluciones», explica el historiador Franco Cardini. Sin embargo, desde el pasado día 9, es como si los italianos de a pie, tras lamentarse durante seis años, se hubiesen finalmente despertado del letargo de la crisis, mucho después de griegos, portugueses y españoles. Las Horcas aseguran haber organizado ya 2.000 protestas en las ciudades del norte y el sur del país.

No tienen líderes, ni los quieren. No son de derechas, de izquierdas o de centro. Bloquean carreteras, trenes y autopistas. Acampan sus tiendas en las plazas y en la simbólica ocupación arrastran consigo a campesinos, estudiantes, artesanos, comerciantes, amas de casa, bedeles y maestros de escuela.

Como obedeciendo a una señal que nadie había dado, la protesta se está expandiendo por toda Italia. Muchos temen que la rebelión actúe como catalizador violento del malestar social del país, principalmente cuando la extrema derecha y la extrema izquierda han intentado sumarse.

En Casa Pound de Roma, símbolo de la primera, arriaron espectacularmente la bandera europea del balcón y Andrea Zunino, portavoz de la coordinadora en Turín, arremetió contra los «banqueros judíos culpables de haber esclavizado a Italia». Las dos circunstancias han dividido el movimiento, así que una parte no irá hoy a Roma.

Sin embargo, Silvio Berlusconi, que busca huecos para volver al escenario, dijo que recibiría a la coordinadora. «Esa es gente nuestra», subrayó. Matteo Salvini, secretario de la Liga del Norte, ha aplaudido la protesta y Beppe Grillo, líder de 150 parlamentarios indignados, escribió al jefe de los carabineros pidiendo «no proteger más a esta clase política que ha llevado a Italia a la destrucción. Los italianos están de vuestro lado, uníos a ellos».

Mirada al pasado

«Con este Gobierno y este Parlamento ilegítimo no queremos saber nada», explica Lucio Chiavegato, de 48 años, líder de la coordinadora del Veneto (Venecia). «No tenemos un programa político, queremos solo extirpar el tumor», añade Danilo Calvani, 51 años, coordinador de la plataforma para Italia central. «Un mar sin olas no existe, ni tampoco una revolución sin desórdenes», ilustra Mariano Ferro, coordinador de las Horcas de Sicilia, la isla donde en el 2012 nació el movimiento, que evoca la rebelión de los isleños conocida como Vísperas Sicilianas (siglo XIII). «No son populistas, ni defienden sus intereses», añade Giuseppe Roma, director del centro de análisis Censis, sino que «miran hacia el pasado porque no ven el futuro, nadie les acompaña en el cambio».

La rebelión se disparó el pasado día 9 de la mano de los transportistas en Turín, la ciudad de la Fiat, considerada como un laboratorio político y ahora sumida en un descontento general. En la ciudad hubo escenas de verdadera guerrilla urbana, en la que participaron los antimundialistas. Algunos agentes se quitaron los cascos frente a los manifestantes. «En esa gente reconocí a mi padre en el paro», explicó un agente.

«La crisis que ha afectado la eurozona ha puesto a dura prueba la cohesión social y las previsiones para el 2014 indican un riesgo de tensiones y sacudidas», ha dicho el presidente de la República, Giorgio Napolitano.