PENURIAS EN GRECIA

Resistencia en la clínica

La crisis ha hundido la sanidad y ha dejado a tres millones de griegos sin cobertura

Medicinas compradas gracias a las donaciones.

Medicinas compradas gracias a las donaciones.

MONTSERRAT RADIGALES / ATENAS (ENVIADA ESPECIAL)

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Eufimios Manolis tiene 58 años, es economista y trabajaba por cuenta propia como consultor de empresas. Durante 25 años, hasta el 2012, cotizó a la Seguridad Social como autónomo. Hasta que una artritis reumatoide avanzada le impidió seguir ejerciendo su trabajo. Como no puede permitirse pagar los 500 euros al mes que cuesta el seguro, Manolis, al igual que otros 50.000 autónomos en Grecia, se ha quedado sin cobertura sanitaria.

Tres millones de griegos --en un país de 11 millones de habitantes-- carecen de la cobertura sanitaria más básica. No son solo los autónomos. Por lo general, quien pierde el empleo pierde también el derecho a la asistencia. El subsidio de paro en Grecia dura un año y, cuando se acaba, se esfuma también el acceso a la sanidad pública. La crisis, más profunda que en ningún otro país de la eurozona, ha hecho crecer exponencialmente el problema. Todos los expertos consultados por este diario coinciden en que es uno de los aspectos más dramáticos de lo ocurrido en los últimos años.

Manolis acude ahora periódicamente a la Clínica Social Metropolitana de Ellinikou, un municipio de la periferia sur de Atenas, a unos 11 kilómetros de la capital. Es un centro de atención primaria que ofrece asistencia médica gratuita a quien lo necesita. Todo el personal (médicos, administrativos, etc) que trabaja allí lo hace como voluntario, sin cobrar ni un duro. El Ayuntamiento de Ellinikou ha cedido el edificio y paga la electricidad. Eso es todo.

La clínica proporciona también gratuitamente los medicamentos, de los que se nutre con donaciones, que nunca aceptan en metálico. En su página web listan los fármacos que necesitan para que quien quiera ayudar los compre en la farmacia.

Una estantería está llena de pañales y de leche infantil. «No son muchos pero nos han llegado algunos casos severos de desnutrición infantil, como en África», explica Caterina Papagika, una citopatóloga jubilada (trabajaba en un hospital oncológico) que es coordinadora del centro. La pediatra Vasiliki Sklaveniti asiente. En total hay 260 voluntarios, de los que 95 son médicos, psicólogos o farmacólogos. La mayoría trabajan en otro lugar y acuden a la clínica unas horas a la semana.

Hay días que atienden a unos 100 pacientes. El centro se abrió en diciembre del 2011. «Al principio, la mayoría de los que acudían eran inmigrantes. Ahora la mayoría son griegos», señala Papagika. Es todo un indicador del drama social del país. En los últimos dos años la clínica ha contabilizado 35.000 visitas.

Una charla con varios facultativos produce un relato estremecedor de los efectos del hundimiento de la sanidad pública en Grecia. «La mayoría de los cánceres se curan si se tratan precozmente. Aquí han venido pacientes que no habían recibido ningún tratamiento seis meses después del primer diagnóstico. Una vez vino una mujer operada de cáncer de mama dos años atrás y tenía que hacer un tratamiento hormonal pero no lo había hecho porque no podía comprar los medicamentos», explica Papagika.

CASOS INSÓLITOS

Existen al menos dos casos insólitos ocurridos en dos hospitales maternales públicos en Atenas en que, quizá por un exceso de celo burocrático, se le indicó a la parturienta que no le entregarían el bebé hasta que pagara la factura. Una movilización social en el primer caso, y una llamada al director del hospital con amenaza de una campaña internacional en el segundo, zanjaron el problema.

Sara Var Paulou es psicóloga en la clínica social de Ellinikou. Dice que a raíz de la crisis se han disparado los casos de depresión. En Grecia ha habido 3.700 suicidios en los últimos cuatro años. «Pero mucha gente ha empezado a ajustarse a la situación; es el mecanismo psicológico de la aceptación», explica.

TAREA SOLIDARIA

«Nosotros hacemos una tarea solidaria pero también una acción de resistencia contra un sistema neoliberal que suprime derechos básicos como la salud o la educación», afirma Papagika. «Queremos acabar con esta clínica; luchamos por la sanidad pública. Es el Estado quien debe cubrir estas necesidades», añade.

En toda Grecia hay 39 clínicas sociales. La de Ellinikou fue la primera en la región de Ática y fue iniciativa del cardiólogo Yorgos Vijas. Ahora es candidato de Syriza en las elecciones del domingo. «Pero la clínica no tiene nada que ver con ningún partido. Somos un equipo», remarca la coordinadora.

Manolis ahora adora a Vijas y tiene muy claro a quien votará.