Referéndum a la vista

Un triunfo de Cameron pondría en duda la continuidad del país en el club de Bruselas y podría abrir otro conflicto entre Londres y Escocia

MONTSERRAT RADIGALES / EDIMBURGO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Resulta irónico que las elecciones británicas tengan lugar en vísperas del Día de Europa, que se celebra cada año el 9 de mayo en toda la Unión Europea (UE). Y lo es porque de lo que ocurra hoy en las urnas dependerá el futuro del Reino Unido en el club de Bruselas.

El primer ministro británico, David Cameron, se comprometió a que si lograba un nuevo mandato convocaría un referéndum sobre si el Reino Unido debe permanecer o salir de la UE. La consulta se celebraría en el 2017.

Cameron pretendía inicialmente renegociar la situación de su país dentro de la UE y solo en caso de fracaso, convocar el referéndum. Pero, bajo la presión de lo que parecía un fuerte empuje del eurófobo Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) -que ganó las elecciones europeas en mayo del 2014- y de la tensión interna en su propio Partido Conservador, abandonó este plan y prometió convocar directamente el referéndum.

Dada la incertidumbre con que se presentan las elecciones de hoy, está por ver si Cameron podrá permanecer en el número 10 de Downing Street. Pero todos los analistas consultados por este diario coinciden en que, si lo logra, el premier cumplirá su palabra y convocará el reférendum. Nadie tiene niguna duda. «No es solo por el UKIP. La mayoría de los tories quieren salir de la UE. Si Cameron mantuviera el poder y no convocara el referéndum perdería el liderazgo del partido», señala David Maddox, el corresponsal en el Parlamento de Westminster del diario escocés The Scotsman.

Tanto es así que, en un debate público la semana pasada, Cameron puso como única línea roja ante cualquier coalición el mantener el referéndum. Los liberaldemócratas, socios de los tories en el Gobierno saliente, son teóricamente europeístas. Pero Maddox cree que en el caso de que ambos partidos renovaran la alianza tras las elecciones de hoy, el partido de Nick Clegg aceptaría el referéndum a cambio de concesiones de los conservadores en otras áreas como, por ejemplo, menos recortes en el Estado del bienestar.

Esta perspectiva preocupa lo suficiente en Europa como para que la jefa de la política exterior de la UE, Federica Mogherini, se pronunciara ayer y se declarara «convencida de que el interés nacional del Reino Unido es permanecer en la UE, de la misma forma que el interés europeo es mantener al Reino Unido como miembro de pleno derecho de la UE». También el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, afirmó ayer que la salida de los británicos de la UE sería una  «catástrofe».

Una consulta de este tipo complicaría además extremadamente la relación de Londres con Escocia, que aún supura tras el referéndum de independencia del año pasado. Porque podría darse el caso de que en el conjunto del Reino Unido el voto fuera favorable a salir de la UE, pero los escoceses, mayoritariamente europeístas, votaran a favor de quedarse. «En esta situación, la celebración de otro referéndum de independencia en Escocia sería cuestión de meses», asegura Peter Geoghegan, otro analista político y periodista escocés.

El conflicto

Cuando el entonces líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Alex Salmond, cerró el pacto con Cameron que le permitió hacer el referéndum el año pasado aseguró que era una consulta «única en una generación», recuerda Maddox, que tampoco tiene dudas de que los nacionalistas escoceses tratarían de repetir la consulta. El Gobierno británico podría agarrarse a esa promesa para no permitir un segundo referéndum y el conflicto estaría servirlo. De hecho, puede estar servido de aquí a unas semanas, al margen de la cuestión europea. La ministra principal de Escocia y líder del SNPNicola Sturgeon, afirmó el lunes que si Cameron forma Gobierno sin el apoyo de ningún diputado escocés considerará dicho Gobierno «ilegítimo».