MALESTAR EN EL CUERPO DE SEGURIDAD NEOYORQUINO

Rebelión policial en Nueva York

Sobrecogidos 8 Una multitud de policías llenar la calle 65 de Nueva York en el funeral de Wenjian Liu, uno de los agentes asesinados.

Sobrecogidos 8 Una multitud de policías llenar la calle 65 de Nueva York en el funeral de Wenjian Liu, uno de los agentes asesinados.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No una sino dos veces Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, definió el lunes a la policía de la ciudad como «la mejor del mundo». El superlativo es frecuente en una urbe (y un país) donde las autoridades y muchos ciudadanos acostumbran a definir a los uniformados como «héroes». Cobra, no obstante, especial sentido estos días, cuando está alcanzando cotas pocas veces vistas la tensión entre el primer edil y un departamento policial declarado, siquiera oficiosamente, en rebelión.

Para entender lo que está ocurriendo en Nueva York hay que remontarse a las protestas contra la brutalidad y el racimo policial que se han extendido en EEUU desde agosto, cuando un policía blanco mató en Ferguson (Misuri) a un joven negro desarmado. La exoneración de ese agente y de otro policía blanco que asfixió a Eric Garner -también negro- en el neoyorquino barrio de Staten Island añadieron más leña al fuego.

El progresista De Blasio, padre de un hijo y una hija mulatos, se mostró solidario con los manifestantes y comprensivo con su indignación, apuntó a problemas reales de racismo y al uso excesivo de la fuerza policial contra algunas comunidades y llegó a explicar que él y su esposa habían tenido con Dante, su hijo adolescente, conversaciones sobre cómo actuar en un potencial encuentro con la policía.

Esas declaraciones las sintieron como una traición muchos uniformados y cuando, el 20 de diciembre, un hombre negro que sufría un trastorno mental asesinó a dos policías en Brooklyn, el malestar contenido se convirtió en furibundo ataque. «Hay sangre en muchas manos. Empieza en las escaleras del Ayuntamiento, en la oficina del alcalde», declaró la misma noche de la muerte de los agentes Rafael Ramos y Wenjian Liu el presidente del principal sindicato policial, Patrick Lynch.

GESTOS Y ACCIONES

También esa misma noche, cuando De Blasio acudió al hospital, algunos de los agentes hicieron un pasillo y le dieron la espalda. Repitieron el gesto hace dos fines de semana en el funeral de Ramos y el pasado domingo en el de Liu.

La rebelión, no obstante, va más allá de simbólicas protestas. La primera semana tras el asesinato de los agentes los arrestos cayeron en la ciudad el 66% y las multas más del 90%, un descenso que se intentó atribuir al «periodo de luto» de muchos agentes por sus compañeros caídos.

El lunes, no obstante, se ratificó que lo que están haciendo los policías se asemeja bastante más a una huelga de brazos caídos que al mero duelo, por más que los líderes sindicales aseguren que «se está respondiendo a todas las llamadas» y nieguen ningún esfuerzo organizado entre las 77 comisarías (aunque dieron instrucciones a los agentes de hacer arrestos solo cuando fuera «absolutamente necesario»).

Por segunda semana consecutiva, la pasada los arrestos se redujeron drásticamente (56% respecto a la misma del año pasado ), y las multas por infracciones menores, como beber u orinar en la calle, por violaciones de tráfico o de aparcamiento, cayeron más del 90%. Sin multas, ya se sabe, las arcas municipales tienen menos ingresos. Con menos ingresos, más difícil para el Ayuntamiento operar.

EL ALCALDE CONTRATACA

Si la meta es amendrentar al alcalde está lejos de alcanzarse. Aunque no había comparecido ante la prensa desde el 22 de diciembre, cuando De Blasio apareció el lunes lo hizo al contrataque. Dijo dos veces lo de la «mejor policía del mundo» pero no escatimó críticas, especialmente a quienes usaron los funerales para protestar. «Faltaron el respeto a las familias que perdieron a sus seres queridos -dijo-. No puedo entender que nadie haga tal cosa en ese contexto».

Su comisionado para la policía, William Bratton, está con él. Ha anunciado que va a «estudiar con detalle, comisaría a comisaría, turno a turno, coche patrulla a coche patrulla, agente por agente» para ver si la inacción policial responde a un esfuerzo organizado. Si lo es, promete acción: «Lidiaremos con ello de forma apropiada si tenemos que hacerlo».