Análisis

¿Quo Vadis, España?

JOSEP OLIVER ALONSO

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La solución parcial de la crisis griega y el mantenimiento, y posterior alza, de la prima de riesgo sugieren un fracaso en toda regla de la estrategia gubernamental. Los mercados no creen ni en su voluntad reformista ni tienen claro el método y el importe de la ayuda necesaria para el sistema financiero. De hecho,Angela Merkelya ha advertido de que el Fondo de Estabilidad está esperando una petición de rescate que, a fecha de hoy, todavía no se ha formalizado. ¿A qué esperaMarianoRajoy? Nuestro presidente tiene la vana esperanza de que la presión sobre Alemania que puedan efectuar losHollande, Monti, Obama y el resto del G-20 acabe doblegando la voluntad de la cancillera y esta permita que sean los bancos los que soliciten su rescate. Razón no le falta aRajoyen esa demanda, pues los mercados están inquietos por el aumento de la deuda pública, que rondará el 90% del PIB a finales de este año si es el FROB el que demanda recursos.

El problema, con esta estrategia, es su incompatibilidad con la posición de Alemania, empeñada en que, si un país es incapaz de rescatar su sistema financiero, es el propio país el que debe ser rescatado, aunque solo sea parcialmente. Por ello no extraña que el Ecofin haya filtrado que podría retener la ayuda a la banca española si el Gobierno no eleva el IVA, no suprime la desgravación fiscal por la compra de vivienda o no acelera la implantación del alargamiento de la edad de jubilación.

Además, nadie puede llamarse a engaño. El pasado verano, cuando se reformó el Fondo de Estabilidad para permitir que se aliviasen los problemas de la banca, Alemania se negó a que fueran los bancos los que pidieran ayuda, tal y como demandabaNicolas Sarkozy. Y así quedó reflejado en el nuevo acuerdo sobre el fondo y en el nuevo Fondo Permanente que lo sustituirá. A esos errores recientes se añaden los provocados por la improvisación presupuestaria y de la reforma financiera, de forma que el Ecofin está exigiendo ahora que presentemos un presupuesto tanto para el 2013 como para el 2014.

El aumento de la prima de riesgo no es, pues, más que el reflejo de los errores españoles combinados con la presión de los mercados para que Alemania acepte la posición francesa, italiana y española y sean los bancos los que se puedan recapitalizar directamente. Por elloMerkelhabla de un pulso entre los mercados y el euro.

Pero utilizar las tensiones de los mercados y la presidencia deBarack Obamacomo palanca de presión sobre Alemania no es aconsejable. Y haría bien el Gobierno español en olvidarse de recuperar las trasnochadas alianzas transatlánticas de José María Aznary aceptar los requerimientos que le imponen los países a los que nos dirigimos para resolver nuestros problemas. Mejor haríamos en situarnos en la órbita germana, aceptar lo que es inevitable, seguir a pie juntillas las demandas del Ecofin y, con ello, empezar lentamente a recuperar la confianza perdida. ¡Olvídense de veleidades atlantistas o del refugio francés! Aquí, nos guste o no, quien puede salvarnos es Alemania. No hay más cera que la que arde.