¿Qué ha sido de Pale?

MONTSERRAT RADIGALES / SARAJEVO (enviada especial)

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Tras los acuerdos de paz de Dayton (1995), la entidad serbia de Bosnia estableció su capital en Banja Luka (en el norte), pero su embrión se encuentra en una pequeña localidad a 17 kilómetros al sudeste de Sarajevo. Allí, en Pale, el líder radical serbio, Radovan Karadzic -hoy juzgado en el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia por genocidio y crímenes de guerra-  estableció en 1992 el Gobierno de la entonces autoproclamada Republika Srpska (RS) y la convirtió en el centro administrativo de su república secesionista.

Pale tenía antes de la guerra unos 16.000 habitantes, que pronto se vieron reducidos con la huida de las minorías musulmana y croata. Hoy ha crecido. El censo elaborado en el 2013 (que no ha sido aprobado oficialmente) le atribuye algo más de 22.000 habitantes, casi todos serbios. Los vecinos dicen que son más.

En Pale ya no se ven por doquier retratos de Karadzic y del exjefe militar serbobosnio Ratko Mladic -también juzado por genocidio en La Haya- como ocurría hasta no hace mucho. Pero sigue siendo un feudo del ultranacionalismo serbio. En septiembre del 2013 recibió en masa y como a un héroe al expresidente del Parlamento de la RS, Momcilo Krajisnik, liberado por la justicia internacional tras haber cumplido dos tercios de su condena a 20 años de cárcel por crímenes de guerra.

Muchos ciudadanos de Pale se lamentan hoy de la precaria situación económica, como Darinka Pavlovic, que a sus 81 años teme por el futuro que espera a sus nietos. Pero Karadzic y Mladic siguen siendo intocables para ella. «Todavía les apoyo. No hicieron nada malo. Mladic luchó por la tierra serbia y liberó al pueblo serbio del diablo», afirma.

Podría esperarse que los más jóvenes tuvieran una actitud distinta, pero no. Damian, de 21 años -nació en 1994, un año antes de que terminara la guerra- dice que no le interesa «la política ni nada de eso». Pero cuando se le pregunta por Karadzic y Mladic afirma que «protegieron a los serbios» y que están en La Haya «solo porque son serbios y esto no es justo». La propaganda imperante en la RS hace mella. Y sigue alimentando héroes.