NÓMADAS Y VIAJANTES

Putin sabe lo que hace

RAMÓN LOBO

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Vladímir Putin tiene un plan; Occidente, se lo está pensando. Después de casi cinco años de guerra en Siria, con una Europa desbordada por la crisis de los refugiados y un Obama sin estrategia definida tras la retirada de Irak, el Kremlin ha decidido apostar de una manera clara por el régimen de Damasco, su aliado tradicional.

Para el presidente ruso no es un obstáculo que Bashar el Asad sea un dictador un criminal responsable de muchos de los 300.000 muertos estimados desde que empezó el conflicto, en marzo del 2011. Putin está habituado a otros estándares, a los suyos en las guerras chechenas y a los de su amigo en Grozni, Ramzán Kadírov.

El Kremlin ha tomado la iniciativa militar en un momento en que parece madura la idea de que Asad es la única solución a corto plazo para derrotar al Estado Islámico (EI). Ya la repite hasta Mariano Rajoy, que en política internacional viaja con la vajilla corta: un vaso es un vaso, un plato es un plato. Pasar de armar grupos islamistas con el fin de derrocar a Asad a apoyar al régimen para lograr lo contrario, es una pirueta que, incluso en los estándares del cinismo internacional, es de difícil digestión.

¿Qué decimos a los muertos, a los heridos, a los desplazados, a los refugiados? ¿Les informamos de que todo ha sido en balde, de que existen intereses superiores que obligan a aliarse con el diablo, como ya pasó en la segunda guerra mundial con Stalin?

SALIR DEL TÚNEL

Para dulcificar el trago de los principios, los nuestros se entiende, el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente de EEUU, Barack Obama, tratan de obtener la retirada cosmética de Asad, para poder vender, al menos, un éxito ante sus opiniones públicas. Asad no parece por la labor, y menos ahora que empieza a salir del túnel.

Occidente y Rusia coinciden en el objetivo: derrotar al Estado Islámico, llamado también ISIS y Daesh, que ni en el nombre nos ponemos de acuerdo. El tercer actor esencial en este tablero estratégico es Irán, nuestro nuevo amigo, ya desnuclearizado por un tiempo si es que el Congreso de Estados Unidos no se dispara en el pie y refrenda el acuerdo.

Rusia no es el único activo sobre el espacio aéreo de Siria. También bombardean EEUU, el Reino Unido, Francia, Australia, Turquía y algunos países del Golfo. La diferencia es que Moscú sabe qué ataca, mientras que los demás están ahí como parte de su política de 'refugees welcome'; es decir, para demostrar a los refugiados potenciales que se hace algo y que no es necesario que vengan.

EEUU y sus aliados afirman atacar al Estado Islámico. Solo en una ocasión han tenido un efecto decisivo en el curso de una batalla, la de la localidad kurda de Kobane. El Kremlin les acusa de estar bombardeando el desierto. Ese parecer que se hace algo sin hacer fue uno de los pilares de la OTAN en Bosnia-Herzegovina.

MOSTRAR EL JUEGO

Putin no es hombre de medias tintas. Desde el primer minuto ha mostrado su juego: sus aviones atacan a todo grupo armado opositor enfrentado a Asad. Su objetivo no es el telediario de las nueve, sino impedir la caída de Latakia, la plaza fuerte de los alauís, y permitir que las tropas de Asad recuperen terreno. No hay confirmación, porque estas cosas no se anuncian en Facebook, pero hay noticias de la presencia en Siria de tropas iranís, además de milicianos de la guerrilla libanesa de Hizbulá.

Si todos están de acuerdo en derrotar al Estado Islámico, ¿cuál es el obstáculo? El problema es de confianza. Resulta difícil fiarse de las intenciones de Putin después de lo ocurrido en Ucrania: la anexión de Crimea y la guerra en las zonas orientales, de mayoría rusoparlante. Todos saben que la decisión del Kremlin de bombardear Siria tiene letra pequeña, como la tiene la de los demás bombardeadores.

Horas después de que Obama acusara a Putin de fortalecer al Estado Islámico, aviones de EEUU mataban a varios cooperantes de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, Afganistán. Que Putin sepa lo que quiere no significa que vaya a salir bien. Tiene el precedente de Afganistán, el Vietnam de la URSS.

 El Gobierno de Irak, tan chií como el de Teherán, ha anunciado que está dispuesto a dar la bienvenida a unos hipotéticos bombardeos rusos en su territorio que ayuden a recuperar Mosul. Todo parece un juego del Risk. Por eso son tan importantes los periodistas, los locales y los enviados especiales. Ellos nos recuerdan cada día lo esencial: que debajo del tablero hay personas que sufren y mueren.