Conmoción en un país africano

Puestas a la venta las 230 niñas raptadas en Nigeria

Una mujer grita por la liberación de las niñas secuestradas, ayer, en Lagos.

Una mujer grita por la liberación de las niñas secuestradas, ayer, en Lagos.

MONTSE MARTÍNEZ
BARCELONA

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el pulso de la milicia islamista radical Boko Haram al Gobierno de Nigeria es ya tan explícito como contundente. Si el domingo el presidente del país africano, Goodluck Jonathan, aseguraba desconocer en manos de quién y dónde se encontraban las 230 niñas secuestradas en Chibok el pasado 14 de abril mientras asistían a la escuela secundaria, ya tiene la respuesta. «Soy yo quien las secuestró», admitió ayer, desafiante, en un vídeo el líder de la organización terrorista, Abubakar Shekau. Además, amenazó con poner a las jóvenes «a la venta en el mercado», la mayoría de las cuales son cristianas de entre 16 y 18 años.

El calvario que puedan estar viviendo las jóvenes se ha dejado traslucir en boca de una de las que ha podido escapar. Un relato estremecedor en el que asegura que las chicas más jóvenes son violadas hasta 15 veces al día. En su caso concreto, fue entregada como esposa a uno de los líderes del grupo. Ni que decir tienen cuál es el estado de angustia y preocupación de las familias.

El líder de Boko Haram -que significa La educación no islámica es pecado- añadió otras lindezas en su alocución como, por ejemplo, que las niñas no deberían estar en la escuela sino listas para casarse. «Dios me ha dado la instrucción de que las venda, ellas son de su propiedad y llevaré a cabo sus instrucciones», añadió Shekau. «Pronto habrá más ataques», abundó el líder que, armado ante la cámara y acompañado de otros militantes, no dejaba entrever dónde estaban ni él ni las jóvenes, que podrían permanecer en Nigeria o hallarse fuera del país. Las informaciones sobre el número exacto de jóvenes secuestradas son contradictorias, pero en ningún caso están por debajo de los dos centenares.

Una crisis de alto voltaje en manos del presidente Goodluck Jonathan, que, el domingo, casi tres semanas después del rapto masivo, se dirigió a la opinión pública a través de un programa televisivo para asegurar que las niñas iban a ser liberadas sanas y salvas. Las críticas al jefe de Estado han ido subiendo de tono a medida que transcurrían los días  y ni se reunía con las familias afectadas ni explicaba cuál eran las líneas de la gestión gubernamental de la crisis.

PROTESTAS / Desde el día del secuestro, tanto las familias de las jóvenes retenidas, especialmente las madres, como voces representativas de la intelectualidad nigeriana exigieron una respuesta contundente del Gobierno que no se ha producido.

Las protestas se han reproducido sistemáticamente frente al Parlamento, en Abuya, la capital nigeriana, en las últimas semanas para pedir la reacción del Gobierno. Hasta el punto de que una de las activistas, Naomi Mutah, líder comunitaria representante de las familias de Chibok, fue detenida y puesta en libertad. Mañana está previsto que se celebre en Abuya el Foro Económico Mundial de África. El peor momento para protestar.

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