Aniversario en un país europeo

El monstruo en familia

El empeño del artista Lutz Becker, marcado desde la niñez por el nazismo, permitió dar con las cintas que Eva Braun grabó del 'führer'

BEGOÑA ARCE
LONDRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando la película 'Swastika' se presentó en 1973 en el Festival de Cannes, el escándalo fue enorme. El documental era un montaje de escenas caseras deAdolf Hitlercon sus íntimos colaboradores y amigos, rodadas por su amante,Eva Braun. Las imágenes mostraban al genocida, relajado, de traje y corbata, tomando una taza de té, acariciando al perro, jugando con los niños de la familia. El público reaccionó con gritos de «asesino» y con pateos, horrorizado de que se exhibiera el lado más humano de uno de los más grandes criminales de la historia. Aquella reacción visceral de la sala fue un golpe difícil de encajar para el hombre que había empeñado varios años buscando las cintas perdidas de Eva Braun.

Lutz Beckerhabía sufrido los horrores de nazismo desde el día en que nació en Berlín, en 1941. El artista e historiador, afincado en Londres, guarda de los primeros años de niñez el recuerdo pavoroso de las bombas de los aliados y de los cuerpos de los soldados muertos en las calles cuando la guerra tocó a su fin, en 1945. Su odio al Tercer Reich se fue incrementando a medida que durante la guerra fría se fueron conociendo las atrocidades cometidas por Hitler. Fue precisamente mientras recopilaba a mediados de la década de los sesenta material para su tesis doctoral sobre aquella niñez rota, cuando vio por primera vez en un archivo la foto de Eva Braun, con una cámara de cine Siemens de 16mm.

Becker tomó la decisión de encontrar como fuera el material rodado por la mujer que más cerca había estado de Hitler. Los escritores Robert McCrum y Taylor Downing han reconstruido para el semanario 'The Observer' la búsqueda de aquel tesorodocumental. Becker partió de cero. Nadie había visto nunca laspelículasde quien terminaría suicidándose con Hitler, un día después de que la pareja contrajera matrimonio. Becker buceó en los archivos del Museo de laGuerra, en Londres, sin resultado. En 1970 recibió una pista. Un veterano de guerra estadounidense, responsable de la liberación del chalet de Hitler en las montañas junto a Baviera, le confirmó haber recogido unas latas con películas.

En los Archivos Nacionales de Washington no halló nada pero le hablaron de un material, poco importante, que no había sido clasificado. Fue así como se encontró en 1972, en un viejo hangar de las fuerzas aéreas en Maryland, unas latas abandonadas con etiquetas en alemán. Al mirar al contraluz los fotogramas en color, descubrió a Hitler junto a otros nazis tomando el sol en la terraza del chalet alpino.

Al mundo le costaría aceptar esa otra imagen íntima del monstruo alemán.