LAS CONSECUENCIAS DEL RIGOR EN EL SUR DE EUROPA
La bendición alemana
Merkel elogia entre protestas en Portugal la política de austeridad que aplica el Gobierno
La primera visita de la cancillera alemana, Angela Merkel, a Portugal estuvo marcada por la confusión y el secretismo para la mayoría de la población portuguesa, no así para los empresarios más poderosos del país, que bien conocían dónde se reunirían con la mandataria más importante de Europa.
En su viaje relámpago a uno de los países más afectados por las políticas de austeridad que dicta Europa y el FMI, Merkel reunió a unos 200 empresarios portugueses y alemanes en un foro económico en el que animó a«creer»en las políticas europeas para la salida de la crisis de Europa. La dirigente se mostró convencida de que Portugal«va por el buen camino» al cumplir escrupulosamente el memorando firmado con la troika hace poco más de un año a cambio de un rescate de 78.000 millones de euros.«El éxito no viene de la noche a la mañana, necesita tiempo»,afirmó.
Rodeada de fuertes medidas de seguridad, Merkel abandonó el foro económico con los gritos de manifestantes a kilómetros de distancia.
Con convocatorias repartidas durante todo el día en diferentes puntos de Lisboa, Merkel se cuidó de no encontrarse con ninguna de ellas. La cancillera alemana eligió entrevistarse con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, a 20 kilómetros de Lisboa, evitando la tradicional visita a la residencia oficial de São Bento, en el centro de la ciudad. Era este precisamente el destino de una de las mayores manifestaciones del día de ayer, convocada por el sindicato mayoritario portugués (CGTP), que finalizó la marcha apelando por la adhesión a la huelga general convocada este miércoles.
La visita de Merkel coincide además con el inicio de la sexta evaluación de los técnicos de la troika, a quienes el Gobierno deberá trazar un primer borrador de la«reforma estatal»prometida para el próximo año. El Ejecutivo tiene hasta el próximo febrero para presentar una propuesta de recorte de 4.000 millones de euros, que permita un ahorro estructural y permanente. Según ya avanzó el ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, en rueda de prensa, el recorte tendrá que realizarse en las áreas más costosas: sanidad, educación y prestaciones sociales. Con una previsión de caída de la economía para este año del 3%, varias son las voces en Portugal que dudan de que el país consiga cumplir con los techos de gasto comprometidos con la troika para este año.
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