La carrera hacia la Casa Blanca

Obama conjura el desencanto

Clinton (derecha) se inclina ante Obama tras su discurso en la convención.

Clinton (derecha) se inclina ante Obama tras su discurso en la convención.

RICARDO MIR DE FRANCIA

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Lalista de la compra que le demandaban muchos estadounidenses ya está en la calle. El presidente Barack Obama dedicó anoche su discurso de aceptación en el cierre de la convención demócrata de Charlotte, televisado en horario de máxima audiencia por las grandes cadenas, a explicar su visión del futuro y a trazar un claro contraste entre sus propuestas y las de sus rivales republicanos. Obama aseguró que el país afronta «la elección más clara en una generación» y fijó una serie de objetivos concretos y ambiciosos para los próximos años.

Su discurso traslució una mezcla de realismo respecto al presente y optimismo en el futuro, consciente de que el país ya no está para demasiadas piruetas etéreas ni grandilocuencias. El votante reclama medidas para superar el bache económico, el drama del paro o poner las finanzas estatales en un rumbo sostenible. «No me elegisteis para deciros lo que queréis escuchar. Me elegisteis para deciros la verdad», aseguró según los extractos de la alocución adelantados a la prensa. «Y la verdad es que nos llevará más que unos pocos años solucionar los retos que han ido acumulándose a lo largo de las décadas».

El presidente quiso subrayar la enorme trascendencia que podrían tener estos comicios a tenor del abismo entre los programas de ambos candidatos. Asuntos como «el empleo y la economía, los impuestos y los déficits, la energía y la educación, la guerra y la paz, decisiones que tendrán un impacto enorme en nuestras vidas y las de nuestros hijos en las décadas venideras».

Esta está siendo una campaña relativamente pobre, con pocas propuestas y muchos ataques y descalificaciones de ambos bandos. Obama no había dado más que unas pocas pistas concretas de sus intenciones para el futuro, pero ayer fijó una serie de objetivos por los que la historia podrá juzgarle, muchos de ellos centrados en el terreno económico. Se propuso doblar las exportaciones industriales en solo dos años y crear un millón de nuevos empleos en el sector para el 2016, objetivos que se antojan razonables teniendo en cuenta que por primera vez desde los 90 los empleos manufactureros han aumentado.

Respecto al sector energético, prometió reducir las importaciones de petróleo a la mitad en una década y crear 600.000 puestos en plantas de gas natural, un recurso que vive una expansión brutal debido a las nuevas técnicas para extraer el gas de la roca. La educación ha sido uno de los estribillos más repetidos durante esta convención, donde políticos y empresarios demócratas la han esgrimido como la llave que les abrió las puertas del sueño americano.

En ese sentido, Obama les dio ayer lo que querían oír. Se comprometió a reducir a la mitad las desorbitadas tasas universitarias y contratar a 100.000 profesores de matemáticas y ciencias en una década. El mismo periodo fijado para reducir en casi un tercio (4 billones) la deuda nacional, algo que ya intentó sin éxito el año pasado.

«UN LUGAR MEJOR»/ «Nuestros problemas pueden solucionarse. Nuestros retos pueden cumplirse. El camino que os ofrezco puede que sea más duro, pero conduce a un lugar mejor. Os estoy pidiendo que elijáis el futuro». Este ha sido uno de los mensajes de La convención, donde se ha repetido hasta la saciedad que los republicanos de Mitt Romney quieren recuperar las políticas fallidas del pasado frente elAdelanteque propone Obama en el eslogan de campaña.

Si las bases están decepcionadas con su primer mandato, este no era el lugar para comprobarlo. La energía de los delegados y voluntarios es apabullante, aunque algunos admiten que en la calle el entusiasmo ya no es el mismo. «Hace cuatro años la gente venía por sí sola en oleadas para alistarse en la campaña, pero esta vez tenemos que ir a buscarlos casa por casa o por teléfono», cuenta Juan Ayala, un delegado de Tejas.

Entre el colorido del circo político que son las convenciones, los demócratas han querido demostrar que son el partido de la diversidad, de esa mayoría social que dibujan las tendencias demográficas, y para ello han otorgado un papel primordial en el podio a los emigrantes -especialmente hispanos--, las mujeres y los gais.

Y se han presentado en todo momento como el garante de la clase media frente a unos republicanos a los que han descrito como el partido de los ricos, los intereses especiales y el darwinismo social.