20 AÑOS DE UN GENOCIDIO

Srebrenica, conmemoración y pedradas

Familiares de las víctimas cargan con sus féretros para el entierro en Potocari.

Familiares de las víctimas cargan con sus féretros para el entierro en Potocari.

MONTSERRAT RADIGALES / POTOCARI (ENVIADA ESPECIAL)

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El primer ministro de Serbia, Aleksandar Vucic, se vio obligado este sábado a abandonar la ceremonia conmemorativa de la matanza de Srebrenica apedreado por un grupo de asistentes que le persiguieron camino arriba de una colina donde iba a buscar su coche y le arrojaron piedras, botellas y todo tipo de objetos al tiempo que era abucheado por la multitud. Según varias fuentes, el dirigente fue alcanzado en la cabeza por una piedra.

El incidente se produjo cuando Vucic salía del Centro Memorial de Potocari, la localidad, a unos seis kilómetros de Srebrenica, donde los cascos azules holandeses tenían su principal base en el enclave y donde se produjeron los acontecimientos de julio de 1995, ya casi al final de la guerra de Bosnia, que concluyeron en la matanza de más de 8.000 varones bosniomusulmanes. En el edificio se acababa de celebrar la primera parte de la ceremonia, con los discursos de altos mandatarios bosnios e internacionales. Vucic asistió al acto pero no intervino. En la inmensa explanada de enfrente donde se encuentran las tumbas de las víctimas acababa de comenzar el funeral religioso anterior al entierro de los restos de otras 136 víctimas de la masacre. Con ellas, ya son 6.241 las víctimas inhumadas en el memorial, mientras que 230 están enterradas en otros cementerios.

EL IMÁN PIDE «DIGNIDAD»

El incidente del ataque a Vucic empañó algo el acto que, no obstante, prosiguió con toda normalidad. En el momento en que se produjo la agresión, el máximo líder de la comunidad musulmana de Bosnia, el imán Husein Kavazovic, que oficiaba el funeral, pidió a la multitud que se comportara «con dignidad» y advirtió que, por grave que fuera el crimen perpetrado, no debería haber «ninguna represalia individual».

Aunque en el 2010 el entonces presidente de Serbia, el proeuropeo Boris Tadic, visitó Srebrenica y rindió homenaje a las víctimas, Vucic era ayer el primer jefe del Gobierno serbio que acude a la ceremonia conmemorativa que se celebra cada año el 11 de julio. Vucic ha condenado en varias ocasiones la matanza, pero no la reconoce como genocidio.

Las autoridades serbias reaccionaron inicialmente con indignación al incidente de ayer y el ministro del Interior, Nebojsa Stefanovic, llegó a calificarlo exageradamente de «intento de asesinato». Pero el mismo Vucic se mostró mucho más conciliador. Nada más regresar a Belgrado, afirmó que su mano «sigue tendida». «Lamento lo ocurrido y lamento que algunos no reconozcan nuestra intención sincera de construir una amistad sincera entre serbios y musulmanes. Mi mano sigue tendida y seguiré con la política de reconciliación», declaró a la prensa.

El incidente no quitó un ápice de emoción a la ceremonia, que este año, al cumplirse el 20º aniversario, tuvo una relevancia especial. Asistieron decenas de miles de bosnios   llegados de distintas partes del país y unas 90 delegaciones extranjeras, incluido el expresidente de EEUU Bill Clinton -que ocupaba la Casa Blanca cuando ocurrió la matanza- y la reina Noor de Jordania. Clinton ya viajó a Potocari para la conmemoración del 10º aniversario.

«AMO ESTE LUGAR»

La palabra «genocidio», referida a Srebrenica, estuvo presente en casi todos los discursos. También en el de Clinton, que tuvo una intervención muy emotiva. «Amo a este lugar con todo mi corazón», afirmó el expresidente de EEUU, quien reconoció que «tardamos demasiado en utilizar la fuerza necesaria para impedir que ocurriera algo así». Se solidarizó con el dolor de los familiares de las víctimas y su principal mensaje fue de reconciliación y de apostar por el futuro de Bosnia. También agradeció al primer ministro de Serbia -aún no se había producido el incidente- que «haya tenido el valor de venir aquí».

Dos de las intervenciones que inevitablemente iban a ser más miradas con lupa fueron la del representante de la ONUJan Eliasson (vicesecretario general), y la del ministro de Exteriores de HolandaBert Koenders, a cuyo país pertenecían los cascos azules que teóricamente tenían que haber protegido el enclave de Srebrenica, declarado «zona de seguridad de la ONU». Inevitablemente también, ambos reconocieron el gran fiasco. «Las Naciones Unidas y la comunidad internacional fracasamos en proteger a las víctimas», afirmó Eliasson. «De nuestra profunda tristeza -dijo más adelante- tiene que nacer la esperanza. Y ante la primera señal de atrocidades, hay que poner a los seres humanos y a los derechos humanos por delante».

«Nos presentamos ante ustedes con humildad», comenzó su discurso Koenders, dirigiéndose a las Madres de Srebrenica y a todos los familiares de las víctimas. Reconoció que el Gobierno holandés «tuvo una gran responsabilidad» en lo ocurrido y recordó que en el 2001 dimitió en bloque tras una investigación. «Esta atrocidad no debe ser nunca olvidada ni por esta generación ni la siguiente». Pero el discurso más emotivo fue el que cerró la primera parte de la ceremonia, el de Advija Ibrahimovic, que siendo niña, perdió a sus padres en Srebrenica y tanto ella como sus dos hermanos crecieron en un orfanato: «Papá, mamá; no nos hemos rendido. Y todo el mundo civilizado siente hoy vergüenza. Hoy estaríais orgullosos de nosotros».

Después, acabado el funeral y bajo un sol abrasador, unos lloraban, otros rezaban y muchos tomaban fotos. Un día para el recuerdo.