El presidente de la petrolera Exxon Mobile, favorito para secretario de Estado de EEUU

Rex Tillerson, de 64 años y al frente de la corporación desde el 2006, tiene muy buenos contactos con Rusia

Exxon Mobil CEO Tillerson tipped as US Secretary of State

Exxon Mobil CEO Tillerson tipped as US Secretary of State / Rex C. Curry msb ase

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El consejero delegado de la mayor petrolera privada del mundo es el principal favorito para convertirse en el próximo secretario de Estado de Estados Unidos. Varios medios estadounidenses publican que Donald Trump le ofrecerá el cargo en los próximos días a Rex Tillerson, el máximo ejecutivo de Exxon Mobil, una empresa que si fuera un país estaría entre los 30 más ricos del mundo. Tillerson tiene una vasta experiencia como negociador con gobiernos de todo el mundo, así como una estrecha relación con Vladimir Putin, quien le concedió en 2013 la mayor distinción civil del país. Exxon reconoció bajo su liderazgo los riesgos que implica el cambio climático, pero durante décadas ocultó lo que sabía y se dedicó a propagar desinformación al respecto.

De consumarse la información, Tillerson habría prevalecido sobre otros nombres que sonaban para el cargo, como el ex candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney, quien fue el detractor más visceral de Trump durante la campaña; el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani; o el ex jefe de la CIA, David Petraeus. Varios diarios como el Washington Post, apuntan además a que Trump ofrecerá la posición de adjunto en la secretaría de Estado a John Bolton, un agresivo neoconservador que fue el embajador ante Naciones Unidas de George Bush hijo y uno de los arquitectos de la guerra de Irak.

Tillerson ha pasado 41 de sus 65 años de vida trabajando para Exxon, donde empezó como ingeniero de producción para acabar liderando la compañía desde el 2006. Una empresa mastodóntica que tiene su propia política exterior y comercial, no siempre coincidente con la de EE UU, como demuestra que Tillerson se opusiera públicamente a las sanciones que su país impuso a Rusia en 2014 por la anexión de Crimea. Tres años antes la sucesora de la Standard Oil de John Rockefeller había firmado un contrato con la petrolera estatal rusa Rosneft para llevar a cabo proyectos conjuntos de exploración en el Ártico.

El tejano al frente de Exxon conoce a Putin desde hace cerca de dos décadas y su designación, unida a las simpatías de Trump hacia el ex espía de la KGB, así como los vínculos económicos de su entorno con Rusia, podrían propiciar la distensión de las relaciones entre los dos países, que no eran tan malas desde los tiempos de la guerra fría. Pero levantarán ampollas en algunos sectores políticos. Ayer mismo, se supo que un informe secreto de la CIA acusa al Kremlin de haber interferido en las pasadas elecciones estadounidenses con la intención de favorecer la candidatura de Trump.

La confirmación de Tillerson en el Senado podría ser complicada. Varios notables neoconservadores como John McCain y Lindsey Graham ya han expresado sus dudas sobre su idoneidad para el cargo. Pero sus relaciones con Putin no son el único problema que se atisba. El todavía jefe de Exxon tendría que deshacerse de sus activos en la compañía si no quiere incurrir en toda clase de conflictos de interés. El Washington Post publicó en primavera que tiene un plan de pensiones por valor de 69 millones de dólares y acciones de Exxon por valor de 218 millones.

Su incorporación al gabinete supondría el fichaje de otro multimillonario. Trump hizo campaña presentándose como el héroe de los trabajadores “olvidados”, pero está confeccionando un ‘dream team’ de plutócratas, de esa élite económica a la que él mismo pertenece y a la que ha acusado en sus discursos de dominar el mundo. Tillerson tiene un salario de 27 millones anuales, según el Post. Para presidir su consejo de asesores económicos, el magnate ha elegido al presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn.

La nominación del capo de Exxon también está llamada a alarmar a los ecologistas, que no ganan para sustos desde que Trump ganó las elecciones. La petrolera está siendo investigada por la fiscalía de Nueva York por ocultar durante décadas sus propias averiguaciones sobre el efecto humano en el cambio climático y engañar de por medio a sus propios accionistas. Durante mucho tiempo, la compañía financió a los negacionistas del calentamiento global aunque bajo el liderazgo de Tillerson se distanció aparentemente de ellos. El tejano reconoce la influencia humana en el clima y en 2009 llegó a proponer una tasa para las emisiones de carbono.

Los mercados están encantados con el perfil neoliberal que está adquiriendo el gabinete de Trump. Esta semana se han vuelto a batir récords en los parqués estadounidenses, pero algunos críticos del presidente electo ven en su composición inquietantes analogías con el pasado. “Secretario de Estado de Trump: consejero delegado de Exxon Mobil. Van 10 multimillonarios y tres generales. El fascismo es el matrimonio entre las corporaciones y el aparato militar”, escribió en las redes, Michael Moore.