LA SITUACIÓN DE TRES MANDATARIAS LATINOAMERICANAS

Presidentas en apuros

Fernández de Kirchner y Rousseff, en la Cumbre de las Américas, el día 11 en Panamá.

Fernández de Kirchner y Rousseff, en la Cumbre de las Américas, el día 11 en Panamá.

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace 100 años, Argentina, Brasil Chile firmaron un pacto de 'No agresión, consulta y arbitraje' que se conoció por las iniciales de los países: ABC. El acuerdo nunca fue formalmente eficaz pero la sigla permaneció como un anhelo de intereses comunes en la región. Un siglo atrás habría sido impensable que tres mujeres fueran presidentas del ABC. Y apenas hace un año quizá habría sido también inverosímil que Michelle Bachelet, que asumió en marzo del 2014; Dilma Rousseff, quien inició su segundo mandato en enero pasado, y Cristina Fernández de Kirchner afronten, por razones diferentes, tantos problemas en sus respectivas administraciones.

Fernández de Kirchner y Rousseff acaban de encontrarse en Panamá, en el marco de la Cumbre de las Américas. Cada una debió hablar de una angustia común --la recesión-- y sus urgencias. De acuerdo con una encuesta de Datafolha, solo un 13% de los brasileños apoyan al Ejecutivo. Un 63% de los consultados están a favor de impugnar su mandato. La revista 'Carta Capital' lo atribuye a un fuerte clima «de intensificación política e ideológica» en un Brasil donde el Partido de los Trabajadores (PT), que «no hace mucho por los ideales de la inclusión», ha pasado a ser el sinónimo de un malestar nombrado de las peores maneras posibles.

Bachelet también ha caído de manera considerable en las encuestas. La más benigna le asigna un 37% de aceptación. Meses atrás, su figura parecía estar más allá del bien y el mal. El caso de tráfico de influencias que involucró a su hijo, Sebastián Dávalos, arrastró al Gobierno por la pendiente del desconcierto. Bachelet sintió además el impacto colateral del descrédito en el sistema político desde que se conocieron los modos de financiación de los partidos, especialmente la derecha. «¿Y dónde está el piloto?», se preguntó el semanario 'The Clinic', glosando una película de los años 80 que parodiaba el cine catástrofe. «Los gobernantes y los diputados y senadores parecen haber colapsado ante la fuerza de los escándalos».

A diferencia de Brasil y Argentina, cuyas previsiones económicas no son las más optimistas para el 2015, Chile crecerá este año cerca del 3%. Pero ni siquiera esa buena noticia, en un contexto de retracción regional, permite a Bachelet retomar la iniciativa. Todos, inclusive la derecha, están preocupados, hasta el punto de que Nueva Mayoría, la coalición oficialista y los partidos conservadores firmaron un acuerdo en el que «asumimos la indignación que existe en la ciudadanía frente a conductas reñidas con la ética, en el sector público y privado».

CORRUPCIÓN Y HUELGAS

Fernández de Kirchner ha atravesado en los últimos meses escenarios que los medios adversos al Gobierno consideraron casi terminales: el enfrentamiento con los llamados 'fondos buitres', la muerte del fiscal Nisman, las denuncias de corrupción, dos huelgas. Pero tras casi ocho años de gestión, la presidenta argentina aún preserva una popularidad del 40%. Y aunque no será candidata en las presidenciales de octubre, será determinante en esa escena hasta el punto de que su posible heredero, el muy moderado Daniel Scioli, debe aceptar sus condicionamientos.

Mientras Bachelet y Rousseff ven oscurecidos sus horizontes, el neokirchnerismo sueña con un triunfo electoral. «Los mercados prevén que seguiremos en la mediocridad», alertó el columnista Dardo Gasparré.