CONSULTA HISTÓRICA EL 23 DE JUNIO

Bruselas entra en pánico a medida que crece la opción del 'Brexit'

Los presidentes Tusk, Juncker, Schulz y Rutte se encontrarán el 24 de junio por la mañana en Bruselas para coordinar su respuesta

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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En la capital de las instituciones europeas, dirigentes políticos y funcionarios empiezan a ponerse sumamente nerviosos y cruzan los dedos ante el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea del próximo 23 de junio. La hipótesis del Brexit –el acrónimo utilizado para aludir a la salida- da verdadero pavor, y a una semana de esta crucial cita, lo único claro es que un proceso de divorcio tras más de 40 años de matrimonio sería largo y de consecuencias políticas, económicas y sociales inéditas para Europa.

Buena prueba de que la preocupación crece enteros es que ya hay convocada una reunión de los cuatro máximos responsables de las instituciones europeas para el día después. Será el viernes 24 a las 10.30 de la mañana y en la sede del Ejecutivo comunitario. A la cita, destinada a coordinar la respuesta, están llamados, además del anfitrión Jean-Claude Juncker, el presidente de la UE, Donald Tusk; el de la Eurocámara, Martin Schulz, y el holandés Mark Rutte en nombre de la presidencia semestral de la UE.

Tusk ya ha avanzado que en caso de 'Brexit' se necesitarían al menos siete años para llegar a un divorcio. Dos para disolver los vínculos entre ambos bloques y otro lustro para que cada rstado miembro y el Parlamento Europeo ratificaran el resultado, “y me temo que sin garantía de éxito”, alertaba el pasado lunes. Hasta ahora pocos dirigentes se habían pronunciado con tanta claridad, pero las advertencias se han empezado a multiplicar.

PRONUNCIAMIENTOS PÚBLICOS

“Habiendo liderado en el pasado muchas negociaciones con países de fuera de la UE, nunca entraríamos en los mismos compromisos ni alcanzaríamos los mismos buenos resultados con países que no comparten las responsabilidades y los costes del mercado común”, avisaba hace unos días la cancillera Angela Merkel en su primer pronunciamiento público. 

Declaraciones como esta son el ejemplo de que el nerviosismo ha empezado a cundir. Todos temen que el 'Brexit' de alas a populistas y euroescépticos en países como AustriaHolandaDinamarca o Francia y que desencadene el fin de la UE tal y como la conocemos. Aún así en Bruselas insisten en mantener la calma. La consigna sigue siendo negar la existencia de planes B y confían en que la racionalidad británica termine imponiéndose.

CONFIANZA EN LA RACIONALIDAD BRITÁNICA

“Si no ocurre nada, lo más probable es que el resultado sea la permanencia porque es lo más racional y los británicos son muy racionales”, opina una alta fuente europea. Es un sentimiento compartido por las distintas fuentes consultas. Nadie en las instituciones europeas, ni el extenso cuerpo diplomático, quiere que el 'Brexit' se sume a la lista de problemas que amenazan el proyecto europeo y de ahí que hayan guardado en el cajón cualquier propuesta que pueda suscitar polémica al otro lado del canal de la Mancha.

“Hay mucho en juego”, justifican. “El riesgo de interferencia es mayor que el beneficio”, añaden. Las últimas encuestas, sin embargo, apuntan al peor escenario posible. “Hay una cierta inquietud porque todo el mundo sabe que los referéndums los carga el diablo, pero sigue primando la visión de que va a salir que sí. El problema es con qué margen”, explica un diplomático.

DIVISIÓN EN EL PARTIDO CONSERVADOR

Si vence la permanencia en la UE por un margen de votos más bien estrecho, la UE respirará más tranquila, pero el problema no quedará resuelto dada la división del Partido Conservador británico. “Se comprará tiempo, pero no se resolverá el problema”, augura un funcionario. Aunque se queden, añade otro diplomático, la cuestión británica no desaparecerá porque por primera vez los gobiernos de la UE han aceptado que se queden al margen del principio común de avanzar hacia “una unión más estrecha” recogido en los Tratados, según el compromiso que arrancó el primer ministro David Cameron a sus socios en  febrero.

SALIDA VOLUNTARIA

En caso de que salga el 'Brexit', Cameron no tendrá más remedio que escuchar el mensaje del electorado y lanzar el procedimimiento para activar, por primera vez en la historia de la UE, el artículo 50 del Tratado que desde el 2009 recoge una claúsula de salida voluntaria y unilateral. El primer paso sería el envío al presidente Tusk de una carta notificando la intención de abandonar el club. Se abriría un período de negociación de dos años, ampliables si las dos partes lo acuerdan, para diseñar un acuerdo de salida que debería ser refrendado por mayoría cualificada en el Consejo y aprobado en el Parlamento Europeo.

Es terreno inexplorado y los interrogantes son muchos. ¿Qué margen tendría Cameron en caso de 'Brexit'? ¿Qué relación mantendrían la UE y un Reino Unido independiente de la UE? ¿Negociarían un acuerdo similar al de Noruega? ¿Llevaría al resto de socios a lanzarse hacia una mayor integración europea o desencadenaría un proceso de desintegración? Ninguna de estas preguntas tiene todavía respuesta. Lo que nadie duda en Bruselas es que si gana el 'Brexit', la UE se enfrentará a la mayor crisis política de su historia.