Dos mujeres yazidís, que fueron esclavas sexuales del Estado Islámico, ganadoras del Premio Sajarov

El Parlamento Europeo galardona a Lamiya Aji Bashar y Nadia Murad, que fueron secuestradas y violadas por los yihadistas

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SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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Nadia Murad Basee y Lamiya Aji Bashardos víctimas yazidíes secuestradas y violadas por el Estado Islámico durante la guerra en Siria e Irak, y que consiguieron escapar de aquel cautiverio, han sido reconocidas con el premio Sajarov 2016 a la libertad de conciencia que otorga el Parlamento Europeo. “Comparten una trágica historia. Ambas tuvieron que presenciar las atrocidades cometidas por el llamado Estado Islámico. Ambas presenciaron el asesinato de familiares muy próximos y ambas fueron denigradas a la esclavitud y explotación sexual”, ha dicho el presidentde de la Eurocámara, Martin Schulz, ante el pleno de Estrasburgo. 

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Las dos jóvenes, que recibirán el premio durante la sesión plenaria del 14 de diciembre en Estrasburgo, fueron secuestradas el 3 de agosto de 2014 en la localidad de Kocho, un pueblo situado en la provincia iraquí de Sinjar. El Estado Islámico masacró a todos los varones de la aldea y a casi un centenar de mujeres mayores y convirtió en esclavas al resto de mujeres y niños, entre ellas a las dos premiadas. En el caso de Nadia ese día perdió a sus seis hermanos y a su madre, que fue asesinada junto con otras ochenta mujeres que los terroristas consideraron sin valor sexual. La historia de Lamiya es igual de trágica. El Estado Islámico asesinó a su padre y a sus hermanos y convirtió en esclavas sexuales a ella y a sus hermanas además de obligarlas a fabricar bombas y chalecos suicidas en Mosul.

"Estoy muy orgullosa de este premio porque lo he conseguido en nombre de las víctimas yazidis", dijo Aji Bashar. Por su parte, Murad señaló que "el mundo libre condena la inhumanidad criminal del Estado Islámico y horna a sus víctimas". "Este premio es un mensaje poderoso a nuestro pueblo y a las más de 6.700 mujeres, niñas y niños víctimas de la esclavitud y el tráfico de seres humanos del Estado Islámico". Según expertos de la ONU, 3.200 yazidis siguen en manos de los yihadistas.

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HUÍDA DEL CAUTIVERIO

La primera que consiguió escapar a aquel horror, en noviembre de 2014, fue Nadia gracias a la ayuda de una familia vecina que la sacó de forma clandestina de la zona controlada por el Daesh. La joven consiguió llegar a un campamento de refugiados al norte de Irak y posteriormente a Alemania desde donde se convirtió en activista contra la violencia sexual de la organización terrorista. De hecho, en diciembre de 2015 intervino en la primera sesión de la historia del consejo de seguridad de Naciones Unidas dedicada al tráfico de personas y en septiembre de este año se convirtió en la primera persona superviviente de tráfico de personas en ser nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU.

A Lamiya, la segunda protagonista de esta historia, le costó algo más escapar de las garras del Daesh pero tras intentarlo en varias ocasiones lo logró en abril de este año. Cruzó la frontera kurda pero en su huida una mina terrestre le dejó parcialmente ciega. Al igual Nadia terminó en Alemania, donde ha recibido tratamiento médico, y desde donde también empezó a ayudar a mujeres y niños víctimas de las atrocidades cometidas por el Estado Islámico.

RECONOCIMIENTO A SU LUCHA

Con el galardón, la Eurocámara quiere demostrar que la lucha de estas dos jóvenes, portavoces de la perseguida minoría religiosa yazidí, “no ha sido en vano” y que “estamos dispuestos a ayudar” contra “las dificultades y la brutalidad perpretada por el denominado Estado Islámico a la que tantas personas siguen expuestas”, ha proclamado Schulz destacando el coraje y la dignidad de estas dos jóvenes cuya candidatura fue promovida por dos grupos: los Socialistas y Demócratas y la Alianza de Demócratas y Liberales.

La elección se ha producido durante la reunión de la conferencia de presidentes del Parlamento Europeo –que reúne a los presidentes de todos los grupos políticos- de una terna de tres candidatos entre los que también figuraban un periodista turco crítico con el gobierno de Tayyip Erdogan, Can Dündarn, y el líder de la minoría tártara de Crimea, Mustafá Dzemilev, que ha ejercido como diputado en Ucrania. El galardón, que entrega anualmente la cámara desde el año 1988 y que incluye una dotación de 50.000 euros, pretende recompensar los esfuerzos en materia de derechos humanos y libertades fundamentales de ciudadanos y organizaciones.