El periodista estadounidense pide privacidad tras dos años secuestrado en Siria

La vida de Curtis corría peligro después de que James Foley fuera sido decapitado la pasada semana por los yihadistas del Estado Islámico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El periodista estadounidense Peter Theo Curtis, secuestrado durante dos años en Siria por un grupo afiliado a Al Qaeda, agradeció este miércoles todos los esfuerzos realizados para su liberación, pero pidió intimidad para estar con su familia.

"En los días posteriores a mi liberación, el domingo, he sabido que literalmente había cientos de personas, valientes y determinadas, trabajando por mi liberación. (...) Cuando estaba retenido no tenía ni idea de que se estaba haciendo este esfuerzo enorme y ahora estoy simplemente abrumado", dijo hoy Curtis en una escueta declaración ante los medios en la que no admitió preguntas.

Curtis, que está en casa de su familia en Cambridge, en el estado de Massachusetts, en el este de EEUU, agradeció las muestras de cariño, reconoció la necesidad de informar de sus compañeros de profesión y les aseguró que les ayudará a hacer su trabajo en el futuro, pero pidió comprensión y tiempo para pasar con sus allegados.

"Sé que todos estáis muy interesados en mí. Pero ahora tengo que estar con mi madre, con mi familia. Y ahora mismo no puedo daros una entrevista", dijo el periodista, de 45 años, que llegó a Estados Unidos ayer martes.

Curtis voló desde Israel EEUU se reencontró con su madre, Nancy Curtis, en Boston. La madre del periodista explicó el domingo que el Gobierno de Catar negoció para lograr su liberación por motivos "humanitarios" y expresó su "profundo agradecimiento a los Gobiernos de Estados Unidos y Catar y a los muchos individuos, privados y públicos, que ayudaron a negociar la liberación" de su hijo.

La vida de Curtis corría peligro después de que se conociera el martes de la semana pasada que otro periodista estadounidense, James Foley, había sido decapitado por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria casi dos años después de su secuestro.