La policía se emplea con dureza contra la protesta en Hong Kong

Los antidisturbios usan gas lacrimógeno contra los activistas por la democracia

La policía emplea gas lacrimógeno contra los manifestantes en el distrito gubernamental de Hong Kong, en la madrugada del lunes.

La policía emplea gas lacrimógeno contra los manifestantes en el distrito gubernamental de Hong Kong, en la madrugada del lunes.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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Oficinas de entidades globales como el HSBC, Citigroup, Banco de China o Standard Chartered amanecieron ayer cerradas. No hay signo más evidente de la victoria de los manifestantes prodemocráticos que el colapso parcial del corazón financiero de Hong Kong, una amenaza que sobrevolaba por la colonia desde hace meses.

Decenas de miles de hongkoneses siguen en Admiralty, Central y Causeway Bay, los barrios clave de la excolonia. La protesta se ha extendido cuando se cumple su tercer día a pesar de los llamamientos de las autoridades para apresurar el desalojo y las frecuentes cargas policiales. Los estudiantes siguen en las calles, durmiendo o departiendo defendidos por paraguas tanto del sol canicular como del gas lacrimógeno.

La policía se replegó en el mediodía de ayer en lo que parece una tregua después de enfrentamientos ajenos al paisaje de la excolonia. Los agentes se han concentrado frente a edificios y cruces estratégicos para evitar que caigan bajo la influencia de la protesta. Varias salidas de metro han sido cerradas y han sido desviadas líneas de autobús. Los líderes de la protesta han pedido ya la dimisión del Jefe Ejecutivo de Hong Kong, Chun-ying Leung, superado por la situación pese a haber prometido en los últimos días que aumentará el diálogo con los grupos sociales para solucionar el conflicto.

Los miles de hongkoneses en la calle (80.000 según los organizadores y sin cifras oficiales paralelas) constituyen el mayor desafío para Pekín desde las protestas estudiantiles de Tiananmén en 1989. El Ejecutivo de la isla ya ha desvelado que no recurrirá a las balas de goma ni al Ejército, pero muchos gobiernos esperan con interés la reacción del Partido Comunista. Uno de ellos es el de Taiwán, la isla rebelde y democrática que antes o después regresará como Hong Kong al redil chino. «El pueblo de Taiwán está observando está observando esto de forma muy cercana», ha certificado el presidente, Ma Ying-jeou. También Gran Bretaña, por sus pasados vínculos, ha mostrado su preocupación por los derechos de los manifestantes.

CONTRA LA «INJERENCIA» / Pekín recordó ayer que Hong Kong pertenece a China. «Estamos absolutamente en contra de que cualquier país extranjero intente inferir en nuestros asuntos internos», señaló el Ministerio de Exteriores.

La prensa nacional china, que había mostrado cierto interés en la protesta durante sus primeras etapas de vida, ha minimizado su cobertura en cuanto se ha agudizado la crisis en la excolonia británica. La expresión Occupy Central (Ocupar Central, el distrito financiero)  está censurada en la China interior.

Desde Tiananmén ha llovido mucho: Hong Kong aún era entonces británica. La ola de protestas nace en la promesa china durante la devolución en 1997 de permitir el sufragio universal en la isla en el futuro. Pero Pekín quiere que un comité bajo su influencia filtre a un par o tres candidatos, mientras los hongkoneses interpretan el mecanismo de farsa.

Los acontecimientos se precipitaron cuando Pekín desveló en agosto lo que ya temían los prodemocráticos en su Libro Blanco y la plataforma civil Occupy Central organizó una votación ilegal donde 800.000 hongkoneses (sobre una población de siete millones de habitantes) exigieron el sufragio universal sin ataduras. La ocupación de Central estaba planeada para el 1 de octubre, Día Nacional de China, pero la dureza policial espoleó las protestas.

La Casa Blanca instó ayer a las autoridades de Hong Kong a la «contención» ante los manifestantes. «El Gobierno estadounidense sigue de cerca la situación en Hong Kong; los EEUU apoyan el sufragio universal en Hong Kong». Las bolsas mundiales cerraron ayer a la baja debido a la incertidumbre creada por las protestas. El índice IBEX-35 perdió un 1,52% de su valor, el FTSE apenas perdió un 0,04%. En Nueva York, el índice Dow Jones perdía, en su apertura, un 0,89%.