PROCESO EN ESTAMBUL

Los 17 periodistas del diario opositor turco 'Cumhuriyet" vuelven al banquillo

Los informadores del principal diario contrario a la política del presidente Recep Tayyip Erdogan están acusados de tener «vínculos con organizaciones terroristas» y apoyar el intento de golpe de Estado en el 2016

turquia dirario cumhuriyet

turquia dirario cumhuriyet / periodico

Adrià Rocha Cutiller / Estambul

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No se les veía disfrutar mucho: sus superiores les colocaron en la entrada del edificio cargados con cascos y armillas y chalecos y escudos y botas y porras y pistolas bajo un sol y un calor insoportables.

Sudando a chorro, la misión de estos gendarmes turcos era colocarse en formación —ahora un poco más a la derecha, ahora a la izquierda, ahora unos escalones abajo y ahora unos más para arriba—y sacar las porras y enseñarlas. Sobretodo eso era lo importante, enseñarlas: que la gente que había ido al juzgado de Silivri, en las afueras de Estambul, este lunes por la mañana —en su mayoría abogados— supiera que ahí no serían bien recibidos. En un principio, para no llenar la sala, no les dejaron entrar; pero luego sí: la sala acabó por llenarse.

Dentro del juzgado, rodeados de más policías aún, había los 17 periodistas del periódico ‘Cumhuriyet’17 periodistas‘Cumhuriyet’, el más antiguo de Turquía y el principal diario turco de oposición al Gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan. La de este lunes fue la segunda vista de su juicio: algunos de ellos llevan casi 10 meses bajo rejas por tener «vínculos con organizaciones terroristas aunque sin ser miembro». La fiscalía les acusa de tener conexiones con la guerrilla kurda del PKK, grupos ultraizquierdistas y la cofradía islámica de Fethullah Gülen, considerada la responsable del intento de golpe de estado de 2016intento de golpe de estado. Para estos periodistas, además, se pide penas que van de entre 8 a los 43 años.

«Lo único que quieren es callar al ‘Cumhuriyet’ y a todos los periódicos contrarios al Gobierno. Pero nosotros estamos luchando y, por ello, aún sigo siendo optimista», dice Erden Gül, un redactor del ‘Cumhuriyet’ que ha ido a los juzgados a defender a sus compañeros. No era el único: además de abogados y periodistas, al tribunal se han desplazado, además de compañeros, amigos y familiares de los procesados, representantes de los dos partidos principales de la oposición turca, el CHP y el HDP. Antes enemigas, estas dos formaciones, en los últimos meses, están pasando un proceso de reconciliación gracias a su odio mutuo a Erdogan.

«El AKP —el partido del presidente turco— usa una vez más su fuerza. Por eso están detenidos nuestros compañeros. Nosotros, desde el principio, hemos hecho un esfuerzo para informar con claridad a la opinión pública y, con este juicio, hemos podido ver una acusación vacía que se hace contra periodistas y cómo de mal funciona nuestro sistema judicial», dice Ertugrul Mavioglu, amigo personal de Ahmed Shik, periodista de investigación del ‘Cumhuriyet’ y el más famoso de entre los sentados, este lunes, en el banquillo de los acusados.

No es la primera vez que Shik está en prisión. En el 2011 investigó y criticó abiertamente a la cofradía de Gülen antes de que Fethullah Gülen y Erdogan se enemistaran en 2012. De sus investigaciones salió un libro que nunca llegó a publicarse; y por el que ingresó, durante unos meses, en la cárcel.

Pero este lunes, además, se le ha sumado otro cargo: la fiscalía le vincula con el asesinato, el pasado mes de diciembre, del embajador ruso en Ankara; atentado entonces reivindicado por Ahrar Al-Sham, un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda en Siria.

REENCUENTRO

A Shik, sin embargo, este lunes —sentado junto con sus compañeros también detenidos y rodeado de policía—, se le veía contento. Durante las pausas del juicio, el periodista no paraba de girarse a mirar al público: reía, saludaba, mandaba besos y levantaba el puño. Tanto él como los demás lleva meses en régimen de aislamiento en la cárcel y sus juicios, a causa de su soledad, se han convertido en una especie de reencuentro público.

«Están confinados y completamente solos. Sólo pueden recibir, una vez a la semana, la visita de un familiar y de un abogado. Nada más. Esto en si ya es casi tortura», dice Erol Onderoglu, representante de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Turquía, que continúa: «Después del intento de golpe y de la implantación del estado de emergencia no espero nada bueno de este tipo de juicios políticos. Turquía ya no tiene una justicia independiente».

Esta fue una consigna muy repetida: uno de los jueces, a última hora, fue sustituido por otra jueza mucho más joven y sin experiencia; un signo, según abogados de la defensa, de que sea, probablemente, una «marioneta del Gobierno».