Un periodista colombiano se autoamenazó para cobrar por protección estatal

Yesid Toro habìa escrito un panfleto atribuido a paramilitares que a su vez condenaba a muerte a siete colegas

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A fines de septiembre del 2014, ocho periodistas colombianos especializados en asuntos judiciales fueron amenazados de muerte por el temido grupo paramilitar Los Urabeños. Uno de ellos era Yesid Toro. La mayoría de sus siete colegas abandonaron las ciudades donde trabajaban. Se conjeturó que, detrás de la intimidación estaba “La Chily”, una mujer que fue capturada en Chile y se le adjudicaba la propiedad de una de las casas de de la localidad de Buenaventura donde torturaban y descuartizaban personas. Pero Toro terminó confesando haber sido el autor de aquella amenaza. “Ni las dos novelas de ficción que escribió o los cientos de crónicas judiciales que narró como reportero del periódico Q'hubo y el diario El País de Cali superan la cruda realidad”, dijo la revista Semana sobre el caso de impostura. Toro, conocido por su estilo de escritura saturado de adjetivos, esta vez fue escueto al desenmascarse ante sus colegas: “Profundamente avergonzado me dirijo a ustedes para confesarles que fui el autor del panfleto”, dijo. Lo escribió con el propósito de obtener “el pago de unos dineros que me adeudaba el Programa de Protección y la prórroga del esquema de seguridad el cual me había brindado el Estado”. 

“Me tocó irme del país durante un mes y ese mismo año de la amenaza mataron a mi hijo y se murió mi mamá”, dijo, Álvaro Miguel Mina, uno de los que estaba en esa lista macabra. Toro no pudo soportar el peso moral de su mascarada. “Quería quitarme una carga de encima”, dijo, al explicar su acto público de contrición.

La impostura tenía una cuota de verdad. A principios del 2013, Yesid fue amenazado por un delincuente caleño. El bandido le exigía las regalías por las ventas de “Complot para matar al diablo”, un libro que había escrito sobre las bandas de sicarios en Cali que tuvo cierto éxito de ventas. El Estado acudió en su ayuda. Le puso un escolta y le dio una suma mensual. El esquema de seguridad vencía en octubre del 2014, y Toro, autor del blog “El narrador”, agobiado por sus acreedores, decidió escribir el panfleto.

“De la manera más tonta creí así podía extender la protección y acelerar el pago de los cinco meses que me adeudaban”.

Pero meses atrás no pensaba en la ética profesional. Colocado en el centro de la escena, Toro quiso extender los beneficios de su curiosa celebridad y escribió una suerte de autobiografía novelada. “Las aguas turbias” cuenta su infancia en una región convulsionada por la violencia: el Magdalena Medio.

Ahora, todo se desmoronó. El lunes debe presentarse ante la fiscalía. Pronto tendrá que mirar a los ojos a sus siete colegas.