LA CARRERA ELECTORAL EN EEUU

La pelea republicana es cosa de tres: Trump, Cruz y Rubio

Los favoritos intercambian ataques en el último debate entre los aspirantes conservadores a la Casa Blanca

De izquierda a derecha, Marco Rubio, Donald Trump y Ted Cruz, durante el debate republicano.

De izquierda a derecha, Marco Rubio, Donald Trump y Ted Cruz, durante el debate republicano. / HB

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Serán las masas de electores republicanos las que acaben eligiendo a su candidato a la presidencia de Estados Unidos a partir del próximo 1 de febrero pero, a tenor de lo que esbozan las encuestas y de lo visto el jueves por la noche, la pelea por la nominación se perfila como una cosa de tres. Ted Cruz, Donald Trump y Marco Rubio acapararon el protagonismo en el penúltimo debate antes del inicio de las primarias, una conversación interminable de dos horas y media que estuvo marcada por los ataques a la gestión del presidente Barack Obama y por los intentos de restar puntos al rival a costa de las polémicas más recientes. Si alguien ganó a los puntos fue posiblemente el senador Cruz, el más conservador y dogmático de todos los aspirantes, que era posiblemente quien más tenía que perder.

Esta semana el New York Times reveló que senador hispano por Tejas pidió un préstamo de un millón de dólares a Goldman Sachs –donde trabaja su mujer-- y Citibank para financiar su campaña de reelección en el 2012 y no lo declaró a la comisión federal electoral. La historia es como mínimo jugosa teniendo en cuenta que afecta un político que ha moldeado su imagen de insurgente a base de ataques a lo que llama el “cártel de Washington”, un supuesto club donde intercambian favores y corruptelas los bancos de Wall Street, las grandes corporaciones y la clase política.

Cruz salió relativamente airoso de la pregunta que cuestionaba la irregularidad, diciendo que había sido un despiste y aprovechando para echar cieno sobre la favorita a la nominación demócrata. “A diferencia de Hillary Clinton yo no tengo fajos de dinero en el banco, cientos de millones de dólares”, afirmó.

Cruz se ha consolidado como segundo en las encuestas y eso lo convirtió en la diana de la mayoría de las embestidas. Partieron de Rubio y también de Trump, que cuestionó que sea elegible como presidente al haber nacido en Canadá.

Hijo de una estadounidense, Cruz le dijo que la constitución está de su lado y que por esa misma regla de tres tampoco John McCain, que nació en una base militar en Panamá, podría haber optado a la presidencia. Donde falló fue al presentar despectivamente al magnate inmobiliario como la “encarnación de los valores de Nueva York”, entiéndase “socialmente liberal, pro-aborto, pro-matrimonio gay…” Trump le salió con un lacrimógeno recuerdo de cómo la ciudad se recompuso tras tragedia del 11-S y Cruz acabó aplaudiéndole. Solo le faltaron las lágrimas. “Ha ofendido a mucha gente”, dijo Trump.

MENOS PARTICIPANTES

El debate moderado por Fox Business tuvo menos participantes que otras veces. Solo siete. El resto no alcanzaron el mínimo de respaldo en las encuestas fijado por la cadena. Pero lo cierto es que a muchos apenas se les vio. Jeb Bush volvió a demostrar que a la hora de debatir es un robot acartonado y por momentos incoherente, un político incapaz de sacar lustre a su moderación y sentido común en temas como la inmigración, en el que Trump volvió a insistir en cerrar las puertas del país a todos los musulmanes. Ben Carson nunca debatió demasiado bien pero a medida que pierde fuelle en los sondeos da rienda suelta a ideas ciertamente estrafalarias. Anoche previno contra los ataques de pulso electromagnético y los posibles planes extranjeros para tumbar la red eléctrica, que es una de las obsesiones de esa América paranoide que cree en la inminencia del colapso de la sociedad.

Con Hillary Clinton y Obama siempre muy presentes en su cabeza, Chris Christie llamó al presidente “niño petulante” e hizo como sus compañeros un retrato catastrofista del país pese a datos notables de empleo o la reducción del déficit. No fue la mejor noche de los aspirantes republicanos. Y a solo dos semanas para que comience a votarse en Iowa, los temores del establishment se están haciendo realidad. Trump, su pesadilla número uno, comanda con facilidad; Cruz, su pesadilla número dos, le hace sombra; y Rubio, una de sus opciones potables, no acaba de dar el salto y sigue tercero, muy lejos. Nadie parece además dispuesto a atemperar su mensaje pensando en las generales.

Anoche le preguntaron a Trump por las alusiones en el mensaje de Nikki Haley, la gobernadora de Carolina del Sur, donde se celebró el debate, durante su réplica al discurso del Estado de la Unión de Obama. En aquel discurso pidió a los republicanos que se resistan a los “cantos de sirena de las voces más furiosas”. Lejos de ponerse a la defensiva, el multimillonario acepto la crítica con orgullo. “Estoy muy enfadado porque nuestro país está siendo gestionado horriblemente, así que acepto con gusto el manto de la furia”.