El Partido Comunista Chino refuerza aún más la figura del presidente Xi

El presidente es calificado como el "núcleo" de la organización, un calificativo que antes solo recibieron Mao y Den Xiaoping

El presidente chino, Xi Jinping, señala a la audiencia tras un discurso en un foro asiático, en Pekín, este jueves.

El presidente chino, Xi Jinping, señala a la audiencia tras un discurso en un foro asiático, en Pekín, este jueves. / periodico

Adrián Foncillas

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El presidente chino, Xi Jinping, ha sumado a su lista de cargos oficiales el título simbólico de “núcleo” del partido. El histórico reconocimiento llega en el comunicado final del plenario celebrado por sus más de 300 altos cargos esta semana en Pekín. Supone la enésima victoria de Xi, colocado ya a la altura de los artífices de la China moderna. El cónclave se interpretaba como una medición de fuerzas previa al relevo en la cúpula del Partido Comunista de China del próximo otoño.

El título simbólico de 'hexin' ('núcleo', en chino) no es superfluo para quien ya preside el país, el partido y la Comisión Central Militar. En la política china rige aún aquel principio confuciano que asegura que sin un título apropiado no hay mensajes convincentes ni se cumplen las órdenes. El término fue acuñado en 1990 por Deng Xiaoping, arquitecto de la China moderna, para definir a aquellos líderes de autoridad incuestionable. Se refería a Mao Zedong, a sí mismo y al sucesor que acababa designar, Jiang Zemin. La prensa oficial nunca lo utilizó con Hu Jintao, antecesor de Xi, y hace años que no se refiere así a Jiang. Xi, pues, ha subido al estrado con Mao y Deng.

Las especulaciones se habían multiplicado en la víspera. En la política china, además de Confucio, también mandan los silencios y las sutilezas. Una docena de altos cargos se habían referido el pasado año a Xi como 'hexin', lo que hablaba de un poder creciente, pero las alusiones se habían esfumado después, lo que sugería uno menguante. La última embestida llegó en las últimas semanas a través de la prensa oficial con editoriales que exigían un hombre fuerte para lidiar con el delicado contexto de economía declinante y clanes. Y Xi, aclaraban, daba el perfil.

LUCHA DE CLANES

“Xi ha roto las viejas reglas del poder compartido entre la élite y no está claro cuáles son las nuevas. El pleno ha buscado hacer un partido más cohesionado, coherente y obediente”, señala Anthony Saich, sinólogo de la Universidad de Harvard. Ni siquiera Xi, tras cinco años acaparando febrilmente títulos e influencia, se ha librado de las luchas de clanes. Frente a él tiene al grupo de Shanghái, a la Liga de Juventud Comunista y a todos los recelosos de su desmesurado poder o su campaña contra la corrupción. Xi necesitará toda la fuerza para avanzar en sus reformas del estamento militar o las mastodónticas empresas públicas.

“Su problema es que las reformas económicas dañarían los intereses de grupos que se han fortalecido en los 10 o 15 años y que su campaña anticorrupción ha dejado a los líderes locales del partido muy cautelosos. Y esos son los grupos que necesita para sus reformas”, añade Saich.

Es previsible que el título ayude a Xi en su agenda económica y política. En el Congreso del PCCh del próximo año se renovarán todos los miembros del Comité Permanente a excepción de Xi y el primer ministro, Li Keqiang. La composición de ese órgano medirá cuánto manda hoy un hexin.

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