Encadenada al drama

Park Geun-hye, expresidenta surcoreana, ha tenido que declarar esta semana como investigada en el caso de corrupción de ‘La Rasputina’ a petición de la fiscalía de Seúl después de que el Tribunal Constitucional la despojara de su inmunidad. 

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ADRIÁN FONCILLAS

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Park Geun-hye generó más historia de la que los surcoreanos pudieron digerir. Fue cinco años atrás la primera mujer en alcanzar la jefatura de Estado y ha sido esta semana el primer inquilino de la presidencial Casa Azul expulsado en 30 años de democracia. Sus biógrafos tendrán tajo porque no caben más vidas en 65 años.

El Tribunal Constitucional ha terminado con la agonía política de Park aprobando con unanimidad su 'impeachment' por un escándalo de corrupción y finiquitado unos meses en los que lo más delirante en la península ocurría al sur del paralelo 38. También ese mérito tendrá que reseñar una biografía que empezará forzosamente en su padre. Park Chung-hee conquistó el poder en 1961 con un golpe de Estado y es aún una figura divisoria. Nadie discute sus logros: encontró un país devastado por la guerra y lo dejó en la cúspide económica continental. Tampoco se discuten sus vergüenzas: aplastó cualquier esbozo de disensión, torturó y ejecutó a prisioneros políticos y demoró la llegada de la democracia. Se discute qué pesa más en el balance.

ATENTADO

Las desgracias se le acumularon a la adolescente Park en su primera estancia en la Casa Azul. Un japonés con pésima puntería mató a su madre cuando apuntaba a su padre en 1974. Park hubo de asumir las tareas de primera dama con solo 23 años y de aquellos tiempos son las fotos atendiendo con solemnidad a los jefes de Estado extranjeros. Cinco años después fue asesinado su padre por su jefe de seguridad. La devastada Park encontró consuelo en Choi Tae-min, líder de una secta conocida como la Iglesia de la Vida Eterna que defendía un batiburrillo de cristianismo, budismo y chendoísmo local. Le prometió Choi que a través de él podría contactar con su madre. Wikileaks mostró que el embajador estadounidense ya alertaba entonces de que Choi tenía «un control absoluto sobre el cuerpo y alma» de Park.

CICATRIZ EN LA MEJILLA

Siguieron años que Park ha descrito como «una vida normal» hasta que la crisis de los mercados asiáticos en los 90 la convencieron de que el país requería de nuevo de su estirpe. No fue fácil. Perdió las primeras elecciones y sufrió el ataque de un desequilibrado con un cuchillo del que conserva una cicatriz en la mejilla. Su victoria final en las elecciones presidenciales por una mayoría aplastante parecía el broche feliz a una odisea de tragedias.  Que fuera la primera mujer desborda la anécdota porque Corea del Sur es el país del mundo desarrollado con mayor desigualdad de géneros. Las mujeres sufren discriminaciones sociales y laborales diarias y Park convulsionó ese ecosistema: ingeniera, soltera y admiradora de Margaret Thatcher y Hillary Clinton. Corea del Sur tenía, al fin, alguien con arrestos para agarrar el volante de una economía declinante y lidiar con los desmanes del norte. Entonces se recordaba que cuando le comunicaron el asesinato de su padre reaccionó preguntando si la frontera estaba asegurada. Solo sus detractores subrayaban su elitismo llamándola «la reina de hielo».

'LA RASPUTINA'

De su lustro en palacio se recordarán pocos logros. Tras haber criticado la «tradicional política de hombres» solo eligió a dos mujeres para sus 18 ministerios. Las críticas arreciaron en 2004 cuando tardó siete horas en reaccionar al hundimiento del barco 'Sewol' que causó 304 muertes. Y el país entró a finales del pasado año en la tormenta que le ha costado el puesto. El examen de los ordenadores de una vieja amiga de Park demostró que recibía informes clasificados y corregía y supervisaba sus discursos en materias tan sensibles como políticas económicas y de defensa. La amiga, Choi Sool-sil, es la hija de aquel turbio pastor. La prensa ha asegurado que la conocida como 'Rasputina' ejercía un poder chamanístico sobre Park y dirigía desde su vestuario hasta qué hacer con Corea de Norte. Choi habría creado un grupo secreto conocido como la 'Las ocho hadas' que gestionaba el poder en la sombra. También exprimió a las principales multinacionales para que nutrieran con 70 millones de dólares un par de fundaciones. La lectura de la prensa fue durante semanas un desafío a la realidad.

HORIZONTE SOMBRÍO

Park Geun-hye está siendo juzgada por su connivencia con Choi y su horizonte es sombrío. Es probable que unos cuantos años en la cárcel aliñen una biografía encaminada de nuevo hacia el drama. El júbilo de aquella victoria electoral celebrada con el celebérrimo 'Gangnam style' entonado por el rapero PSY fue solo un paréntesis. Hoy hasta las organizaciones animalistas le afean que abandonara a sus diez gatos en la Casa Azul.