El papa llega a Ecuador en una visita en la que se esperan fuertes definiciones políticas

El papa Francisco aterriza hoy en Ecuador, primera escala de una gira pastoral por América Latina, el continente donde vive el 40%  población católica del mundo, y que, en este viaje, incluye también a Bolivia y Paraguay. Se trata del primer periplo regional desde que fue ungido pontífice. Hace dos años, el papa había estado en Brasil, pero para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Jorge Bergoglio realizará 10 actividades oficiales en Quito y otras tres en Guayaquil. Se esperan que 1,2 millones de fieles asistan a la primera de sus misas en el Parque Samanes. Las 21 monjas del claustro del Carmen Alto prepararon 300.000 hostias para los feligreses que asistirán a la misa en el Parque Bicentenario. El presidente Rafael Correa, formado en una universidad jesuítica, católico practicante y furibundo antiabortista, ha enfrentado movilizaciones opositoras en las vísperas de la llegada del papa por un proyecto de gravar las herencias y las ventas de inmuebles.

Un 79% ecuatorianos se considera católico y otro 13% protestante. Un 23% de los habitantes de ese país rezan a diario. En ese sentido, el primer punto de la gira papal representa para la Iglesia Católica un modelo de país, a contramano de lo que sucede en otras partes de la región, en espacial Brasil, donde tiene lugar la mayor deserción de feligreses.

El papado de Francisco, según los especialistas, busca frenar ese constante flujo de católicos hacia el protestantismo en sus diferentes variantes pentecostales. Se espera que, a tono con los desafíos de la Iglesia Latinoamericana, los discursos del pontífice de origen argentino estén cargados de definiciones doctrinales pero, también, en temas de orden político y social, como suele suceder. Y, además, lo hará en su propia lengua, con sus propios modos de expresarse.

A LA ESPERA DE SORPRESAS

El laico Guzmán Carriquiry, vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, ha dado algunas pistas al respecto: “esperamos muchas sorpresas”. Según Carriquiry, Bergoglio diseñó su hoja de ruta con especial cuidado. La idea de visitar a “tres países periféricos” es consecuente con “su posición de priorizar las periferias que es, como él dice, desde donde se ve mejor el conjunto”, apuntó Carriquiry. 

Francisco conoce bien a América Latina. De hecho, tuvo un fuerte protagonismo en el documento que la Iglesia elaboró en Aparecida, Brasil, durante la visita de su antecesor, Benedicto XVI. Dos de los dos países que son parte de su gira pastoral son escenarios de fuertes disputas políticas. Pero esos Gobiernos, Ecuador y Bolivia, no se encuentran en las antípodas de su pensamiento. Los especialistas creen que el papa tiene una agenda más cercana a la de Evo Morales y, en particular Correa, que la del presidente paraguayo, el magnate Horacio Cartés, quien invitó a Asunción a la argentina Cristina Fernández de Kirchner. La América Latina que recibe al papa ha encontrado límite a su crecimiento después de una década de ascenso económico constante. Según la CEPAL, le región no crecerá en 2015 un 2%, como estimó en un principio el organismo de las Naciones Unidas, sino apenas la mitad.

El pontífice arribará a La Paz el próximo miércoles pero su misa la oficiará en Santa Cruz de la Sierra. En la plaza del Cristo Redentor se aguarda un pronunciamiento de fuerte contenido social. Pero la mayor expectativa del Gobierno e, incluso, la oposición, tiene que ver con la posibilidad de que Bergoglio haga alguna alusión a las aspiraciones bolivianas de recuperar una salida al mar. Bolivia ha entablado una demanda con Chile ante la Corte Internacional de La Haya para obligarla a negociar un diferendo que es resultante de la victoria militar chilena en la Guerra del Pacífico que se libró entre 1879 y 1883.

En Paraguay, finalmente, Francisco celebrará una misa en el santuario de la Virgen de Caacupé, patrona del país. El domingo visitará una villa de emergencia. El peso de su visita se ha puesto a prueba en meses precedentes, cuando el Gobierno paraguayo, con la bendición eclesial, se opuso a autorizar el aborto a una niña de diez años que había sido violada por su padrastro. El próximo domingo, Francisco retornará a Roma y será el momento del balance.