EN WASHINGTON

El Papa indigna a los indígenas al canonizar al fraile que estableció las primeras misiones en California

Las comunidades nativas acusan a Fary Junípero Serra, un mallorquín, de la muerte de 150.000 indios

El papa Francisco habla con Barack Obama a su llegad a la base de Andrews, este martes.

El papa Francisco habla con Barack Obama a su llegad a la base de Andrews, este martes. / SAW RCL**DC**

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Cerca de 25.000 personas están invitadas para asistir este miércoles a la canonización del español Fray Junípero Serra en Washington, el primer santo canonizado en suelo estadounidense. El acto tiene una importante carga simbólica porque el Papa Francisco quiere enfatizar la aportación hispana a los orígenes de Estados Unidos, una idea reforzada por su decisión de oficiar la ceremonia en español. Pero la santificación del franciscano mallorquín que estableció las primeras misiones de California en el siglo XVIII ha creado también una enorme controversia. Varias tribus indias acusan a Serra de haber servido de avanzadilla para el genocidio de las tribus indígenas de la región.

Nacido en Petra en una familia de campesinos, Serra (1713-1784) partió hacia el Nuevo Mundo cuando rondaba la treintena, después de haber estudiado filosofía y teología. Se estableció en México durante cerca de dos décadas y, en 1768, un año después de la expulsión de los jesuitas por orden de Carlos III, el visitador de la Nueva España, José de Gálvez, lo puso al frente de una expedición a la Alta California para cimentar la frontera y prevenir la expansión rusa desde sus colonias en Alaska. 

Fue así como comenzó la colonización europea de California. Serra fundó las primeras nueve misiones del estado, los orígenes de ciudades como San Diego y San Francisco, una historia que se estudia en las escuelas públicas del estado y que el Congreso de EE UU quiso honrar colocando una estutua suya en el Capitolio en 1931. “Cuando llegó a California era un hombre extraordinariamente poderoso”, dice el profesor Steven Hackel, autor de Junípero Serra: California’s Founding Father, una biografía sobre el misionero. “Sabía como amasar los recursos para construir misiones, pero en muchos sentidos su proyecto fue muy perjudicial para los indígenas. Miles murieron por enfermedad y fueron obligados a renunciar a muchos aspectos de su cultura”, añade en una entrevista telefónica.

Aunque fue Juan Pablo II quien lo beatificó en 1985, su canonización es una apuesta personal de Francisco, que lo ha definido como “uno de los padres fundadores de EE UU, un ejemplo santo de la universalidad de la Iglesia”. De hecho el Vaticano solo ha identificado un milagro de Serra, cuando son dos los preceptivos para la santidad, pero Jorge Mario Bergoglio ha circunvalado ese requisito con el argumento de que lleva siglos siendo venerado como un santo. Su celo evangelizador está fuera de toda duda. Según las estimaciones, bautizó a más de 5.000 indios.

DESACUERDO ENTRE HISTORIADORES

Los historiadores no se ponen de todo de acuerdo sobre su figura. Sus defensores arguyen que, además de introducir la agricultura en el estado y alfabetizar a los nativos, denunció a los soldados que violaban a las mujeres indias y mataban a los hombres que se oponían, y medió para prevenir los abusos más crueles. Pero también está documentado que con su visión paternalista de los indios apoyaba los latigazos como forma de castigo por indisciplina o por fugarse de las misiones, donde eran confinados para trabajar y ser evangelizados.

“No fue el Bartolomé de las Casas de su tiempo, un hombre que defendió de forma clara y pública a las poblaciones indígenas”, opina el profesor Hackel. “El argumento de que fue un humanista avanzado a su tiempo es una construcción moderna. Ofreció a los indios su religión, pero a cambio les pidió que sacrificaran su cultura”. Para los supervivientes de algunas tribus indígenas de California, que han celebrado últimamente varias protestas para oponerse a su canonización, Serra no tiene nada de santo. 

CARTA INDÍGENA

En una carta enviada al Vaticano, los Amah Mutsun le acusan de ser “el arquitecto del sistema de las misiones”, un sistema “basado en el terror, que incluía la captura forzosa, la esclavitud, la tortura, la violación de los nativos, así como una dieta insana y el alojamiento en instalaciones escuálidas que resultó en la muerte de 150.000 indios californianos en las misiones”. Una iniciativa popular en Internet ha reunido más de 10.000 firmas en contra de la canonización. Y algunos activistas indios han señalado estos días que no deja de ser paradójico que sea el mismo Papa que pidió “humildemente perdón” en Bolivia por “los crimenes” de la Iglesia “contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América” quien vaya a canonizar al franciscano.

Santo o pecador, el profesor Hackel cree que lo que quiere subrayar Francisco con la ceremonia que hoy se celebra en la Basílica de la Inmaculada Concepción “es el legado de españoles como Serra, que llegaron a las Américas y plantaron la semilla de la cultura hispana, la religión católica y algunos aspectos de la civilización occidental”.