LA REACCIÓN DE LA CIUDADANÍA

Un país resignado

Doble precio 8Un restaurante de Nicosia anuncia los precios en euros y en liras turcas.

Doble precio 8Un restaurante de Nicosia anuncia los precios en euros y en liras turcas.

MONTSERRAT RADIGALES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ironía no podía ser mayor. Ayer era el Día de la Independencia de Grecia y, como cada año, en Chipre también es festivo y los grecochipriotas lo celebran con los estudiantes desfilando por las calles de las diversas ciudades y con un desfile militar en la capital, Nicosia. Pero Chipre se despertó ayer un poco menos independiente tras el pacto alcanzado de madrugada en Bruselas con el Eurogrupo para evitar la bancarrota del país.

Los grecochipriotas exhibían ayer una mezcla de enfado por las duras condiciones impuestas, que siguen considerando injustas; alivio porque al menos se despeja la incertidumbre -aunque permanecen muchas incógnitas sobre las repercusiones concretas-, y aceptación resignada. El país, hasta ahora envuelto en la bandera, ha aterrizado en la dura realidad.

La ciudadanía seguía desfilando ayer de forma incesante ante los cajeros automáticos. Pero, pese a las nuevas restricciones impuestas en las dos principales entidades -120 euros diarios en el Banco de Chipre y 100 en el Laiki o Popular-, no se llegaron a formar largas colas. En el centro histórico de Nicosia, en algunos momentos había frente a los cajeros más periodistas y cámaras de televisión que clientes.

«Somos gente disciplinada»

Un hombre de mediana edad que no quiere dar su nombre acaba de sacar los 100 euros de rigor del Banco Laiki. ¿Qué opina del acuerdo sellado en Bruselas? «Dadas las circunstancias, no es una mala solución», afirma. «Como cliente del Laiki soy uno de los afectados y por supuesto no estoy contento», reconoce. Le preguntamos si su depósito irá al banco bueno -o sea, se transferirá al Banco de Chipre- o se quedará en el banco malo, el propio Laiki, camino de la liquidación. Es una forma diplomática de preguntarle si tiene más o menos de 100.000 euros en la cuenta. Minutos antes habíamos oído cómo le contestaba «no es asunto suyo» a un periodista británico que le había formulado la pregunta de forma mucho más directa. «Parte de mi dinero irá al banco bueno y otra parte al malo», se limita a responder. «Mire, nosotros somos una gente disciplinada y fuerte y, aunque nos cueste, saldremos de esta», subraya mientras se aleja.

Tassos Anastasiou no tiene en cambio ningún inconveniente en dar su nombre ni en explicar que su cuenta en el Banco de Chipre supera el límite de los depósitos protegidos. «Sí, tengo algunos ahorros, más de 100.000 euros». Y, con una flema admirable añade: «Sé que perderé parte de este dinero, pero hay gente que perderá mucho más que yo. Todo el mundo va a perder algo».

Anastasiou es médico de profesión y sabe que al enfermo a veces hay que darle una medicina amarga. «Claro que no estoy contento con la solución, pero es la mejor que podíamos esperar. De lo contrario, todo se hubiera ido a pique. Lo peor es que la Unión Europea sabía desde hace tiempo que las cosas no iban bien en Chipre pero no hizo nada por ayudar. Pero somos la parte débil y todo el mundo nos dice que lo tenemos que aceptar. Todos los chipriotas estamos disgustados, pero todo el mundo sabe que el Gobierno no tenía ninguna opción mejor». Es un argumento que ayer repitieron muchos chipriotas.

El médico afirma que no pasa nada por sacar solo 100 o 120 euros si solo dura un par de días más, pero que si esta situación se alargara mucho se convertirá en un problema serio. Varias fuentes confirmaron ayer que los bancos abrirán hoy, excepto los dos afectados por la reestructuración, el Banco de Chipre y el Laiki, que no lo harán hasta el jueves. Dado que son los mayores, muchos chipriotas deberán seguir tirando del cajero. Cuando abran, seguirá habiendo restricción de capitales, según anunció el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis. El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo una reunión ayer sobre la situación de las entidades financieras del país.

El día festivo y soleado, tras algunas jornadas de mal tiempo, contribuyó a que la gente saliera a la calle. Las terrazas estaban atiborradas y en la peatonal calle de Ledras apenas se podía dar un paso. Nadie hubiera dicho que Nicosia es la capital de un país sumido en una profunda crisis si no fuera porque dos mujeres repartían unos pasquines invitando a la población a rechazar y denunciar el acuerdo. «En 1974 tuvimos una guerra y fue mucho peor. Ahora también lo superaremos», dice Anastasiou. Quien no se conforma es porque no quiere. Qué remedio.