El padre de familia que lloró al desembarcar en Grecia llega a Alemania

Laith Majid, cuya imagen abrazado a sus hijos dio la vuelta al mundo, se encuentra en Berlín con los suyos

Laith Majid y su familia, abrazados y conmovidos al llegar a Kos.

Laith Majid y su familia, abrazados y conmovidos al llegar a Kos. / DANIEL ETTER

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Final feliz para Laith Majid y los suyos. Ya han puesto el pie en Alemania, ya están en Berlín. Después de una temible travesía a bordo de una precaria barca hinchable y un agotador recorrido por Europa, la familia siria inmortalizada por el fotógrafo alemán afincado en Barcelona Daniel Etter puede descansar. En la foto de Etter que dio la vuelta al mundo, el fornido Majid aparecía sollozando, abrazado a su esposa y sus hijos, después de pisar la tierra firme de la isla de Kos (Grecia).

La familia, compuesta por el propio Laith, su mujer, Nada Adel, sus hijos Moustafa, de 18 años, Ahmed, de 17, Taha, de 9 y la única hija, Nour, de 7 años, viajaron durante semanas para poder llegar a Alemania, su objetivo desde que decidieron huir de las bombas que caían en su ciudad, según informa el diario Bild.

La cuenta de Facebook 'Europa dice Oxi' publicó una foto de la familia en Berlín, sonriendo y feliz, un claro contraste con la imagen icónica de Etter del mes pasado y que conmovió a millones de personas al viralizarse por las redes sociales y publicada primero por el New York Times.

Nada Adel, la madre de familia y que ejercía de profesora de inglés en Siria, dijo que los gobiernos de 13 países les han ofrecido asilo, pero ellos prefieren quedarse en Alemania. "Angela Merkel es muy buena. Es como una madre para nosotras".

5.700 euros

La familia, que pagó 6.500 dólares (unos 5.700 euros) por el viaje, se halla ahora en un centro para refugiados de Spandau. «Nunca había obtenido una reacción así por una foto. Hice una foto en Estambul que también se viralizó mucho y se convirtió en símbolo de las protestas de Gezi, pero no llegó a este nivel», explicó Etter a este diario.

«Estaban empapados y temblando, no tenían ni idea de dónde dirigirse. Normalmente no intervengo en las situaciones que retrato, pero qué iba a hacer? ¿Decir que soy un fotógrafo y que solo forman parte de una historia? Además, era el único ahí que podía ayudarles de algún modo. Les acompañé hasta el centro de registro de Kos, donde las autoridades griegas procesan los papeles

para los refugiados», añadió el fotógrafo.