GIRA POR LATINOAMÉRICA

Obama visita una favela de Río en medio de fuertes medidas de seguridad

La reunión del presidente de EEUU con Dilma Roussef deja un sabor agridulce en Brasil

Barack Obama da unos toques a un balón de fútbol, este domingo, durante su visita a la favela Ciudad de Dios, en Río de Janeiro.

Barack Obama da unos toques a un balón de fútbol, este domingo, durante su visita a la favela Ciudad de Dios, en Río de Janeiro. / SMC PM SMC**DC**

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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Los Obama disfrutan este domingo de un día familiar y turístico en Río de Janeiro. Lejos de Copacabana, uno de los barrios emblemáticos de la "ciudad maravillosa", donde se aloja el presidente de Estados Unidos, el Gobierno de Brasil analizaba los beneficios de una visita desteñida por los efectos de la crisis libia.

Barack Obama aterrizó portentosamente en Río. Su enorme helicóptero se posó nada menos que en el terreno del estadio del Flamengo, el equipo de fútbol más popular de los cariocas y, tal vez, de todo Brasil. "Bienvenido a la ciudad más linda del mundo", decían algunos de los carteles que levantaban las personas apostadas en las inmediaciones del Hotel Marriott.

Malestar en el seno del Gobierno

El dispositivo de seguridad elaborado por la Casa Blanca ha provocado cierto malestar en los anfitriones. El gobernador del estado de Río, Sergio Cabral, y Eduardo Paes, el alcalde de la ciudad, han sido marginados del paseo que Obama y los suyos realizarán al Cristo Redentor, la imagen emblemática de la ciudad. Lo mismo les sucedió en la favela Ciudad de Dios. Los anfitriones debieron contentarse con verlo de cerca durante el almuerzo oficial.

Los integrantes del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff también conocieron la dureza del protocol el sábado, ya que tuvieron que someterse a controles desacostumbrados. De acuerdo con la prensa brasileña, varios de ellos, ofendidos hasta la médula, se negaron a saludar a Obama y a su esposa, Michelle.

La ausencia, el sábado, del expresidente Luiz InácioLula da Silva, del almuerzo en honor a Obama seguía dando que hablar este domingo. Lula argumentó que no quería robarle protagonismo a Rousseff. Pero algunos analistas consideraron que la cuestión libia no era ajena a su decisión de no presentarse a la comida.

La crisis libia

La orden de atacar Libia fue dada mientras Obama hablaba con su anfitriona en el palacio del Planalto. En un momento dado, según los medios brasileños, un asesor se acercó al presidente y le entregó un papel. Obama lo leyó, tomó un teléfono y dijo la palabra clave: "procedan". El hecho tiene su fuerte peso simbólico. Brasil se había abstenido de apoyar las acciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Aunque de manera indirecta, Rousseff le hizo saber a su invitado el desacuerdo con la acción. Según su asesor en temas internacionales, Marco Aurelio García, "la presidenta hizo una defensa muy enfática durante la conversación a favor de la paz y de la solución diplomática de los conflictos".

La promesa norteamericana de que, en adelante, Brasil recibirá de Washington el tratamiento de una potencia emergente dejó una sensación agridulce, debido a que Obama esquivó pronunciarse sobre la principal aspiración brasileña: ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Con este trasfondo, los mandatarios discutieron sus asuntos comerciales bilaterales.

Emotividad en Ciudad de Dios

Un momento especialmente emotivo de la visita a Brasil la vivió Obama en la favela Ciudad de Dios, que le debe su popularidad a una película de Fernando Meirelles basada en una novela de Paolo Lins. Obama tiene una visión romantizada del mundo de las colinas cariocas. La asimiló al verOrfeo Negro, la película del francés Marcel Camus, en la que proliferan las imágenes carnavalescas. Así lo confesó en su autobiografía,Sueños de mi padre. El presidente supo de ese filme mientras estudiaba en la Universidad de Columbia. Lo hizo a instancias materna, quien la había visto a los 16 años, cuando trabajaba en Brasil.