VIAJE PRESIDENCIAL

Obama viaja a Alaska para hacer frente al empuje ruso en el Ártico

Avisa del calentamiento pero permite la búsqueda de reservas de petróleo

Obama asks members of the traveling press corps if they would like a pastry as he orders at Snow City Cafe in Anchorage

Obama asks members of the traveling press corps if they would like a pastry as he orders at Snow City Cafe in Anchorage / JE/NK/..../

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Barack Obama se ha convertido esta semana en el primer presidente en activo de Estados Unidos en adentrarse en el círculo polar ártico, un viaje concebido para alertar del impacto severo del cambio climático en una de las últimas fronteras prístinas del planeta. Pero sus tres días de viaje, que ayer le llevaron hasta el glaciar Exit y al parque nacional de los Fiordos de Kenai, también ha puesto de manifiesto las contradicciones de su política energética y la disposición de su Administración a aprovechar las oportunidades creadas por la remisión de la capa de hielo ártico. Países como Rusia le llevan ventaja y Obama pretende ahora acortar la brecha con sus competidores reforzando la presencia estadounidense en la región.

La Casa Blanca cree que EEUU corre el riesgo de perder el control de las nuevas rutas marítimas que está abriendo el calentamiento global en una región donde las temperaturas han aumentado el doble que la media del planeta. No solo eso. También están en juego valiosos caladeros de pesca y vastos recursos minerales. «El aumento de la actividad humana en el Ártico requerirá una vigilancia para mantener abiertos los mares, necesarios para el comercio global y la investigación científica, así como las misiones de rescate y el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región», dijo la Casa Blanca en un comunicado.

NUEVA GUERRA FRÍA

Los expertos hablan ya de una nueva guerra fría en el Ártico, y Obama se disponía ayer a pedir al Congreso que acelere la financiación de nuevos rompehielos para patrullar la región. Su país va muy rezagado respecto a Rusia. Cuenta únicamente con tres viejos rompehielos frente a los 40 activos y otros 11 en construcción de los que dispone el Kremlin. No es una inversión barata. Cada uno de ellos cuesta unos 1.000 millones de dólares.

Más que como una incipiente batalla geoestratégica por los recursos del Ártico, Obama ha vendido su viaje a Alaska como un intento de concienciar al mundo sobre los estragos del aumento de las temperaturas, a solo tres meses de la cumbre de París en la que se tratará de alcanzar un acuerdo internacional para reducir las emisiones de gases contaminantes. «No estamos actuando con la suficiente rapidez», dijo durante una conferencia en Anchorage.

Pero muchos le han acusado de actuar con hipocresía, después de que su Administración diera recientemente el visto bueno a Shell para buscar petróleo en las costas del noroeste de Alaska. «Es una tragedia ver a un presidente que ha hecho tanto por el clima hacer algo que podría ser irreversible», decía un portavoz de Greenpeace.