El DESAFÍO YIHADISTA

Obama ordena revisar la política de EEUU ante los secuestros

La Casa Blanca insiste en que no se autorizará el pago de rescates

Los padres de Peter Kassig, el último de los rehenes ejecutado.

Los padres de Peter Kassig, el último de los rehenes ejecutado.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Los brutales asesinatos de rehenes estadounidenses a manos del Estado Islámico (EI) y las críticas vertidas por las familias de los fallecidos a la gestión gubernamental de los secuestros han empujado a la Casa Blanca a mirarse ante el espejo. El presidente Barack Obama ha encargado una revisión de la política de actuación ante los secuestros en el extranjero para mejorar la comunicación con las familias, la coordinación entre las distintas agencias y el desempeño de la inteligencia. De momento no es más que una declaración de intenciones y, en ningún caso,  se plantea levantar el veto al pago de rescates.

La información se desprende de una carta enviada por el Pentágono al diputado republicano, Duncan Hunter, quien ha acusado a la Administración de no haber hecho lo suficiente para evitar los asesinatos de Steven Sotloff y James Foley. El pasado domingo fue decapitado un tercer estadounidense, el cooperante de 26 años Peter Kassig. En los tres casos la Casa Blanca ha defendido su forma de actuar, hasta el punto que llegó a filtrar la operación secreta  y fallida lanzada en julio por las fuerzas especiales en Siria para liberar a los rehenes de varias nacionalidades que el EI tenía en su poder.

Pero las familias de las víctimas han contado una versión mucho más desagradable. Un portavoz de la familia Sotloff denunció que se había utilizado a los rehenes como «peones» de «una partida más grande» entre la inteligencia y la Casa Blanca, «inmersas en una lucha burocrática». También sugirió que la Administración había mentido al decir que mantuvo «regularmente informada» a la familia, cuando, a su juicio, se les dejó a menudo en la inopia y les apartó de la toma de decisiones.

Amenazas a los Foley

La familia Foley, por su parte, trató de recaudar fondos para pagar el rescate solicitado por los yihadistas, pero el Gobierno les amenazó con demandarlos. «Nos dijeron que era ilegal, que podíamos acabar en los tribunales», contó la madre del periodista en septiembre. Diane Foley dijo estar «avergonzada» con la gestión de las autoridades. Su rescate «no parecía formar parte de nuestros intereses estratégicos», añadió entonces.

Los cinco rehenes occidentales asesinados hasta ahora por el Estado Islámico eran estadounidenses y británicos. Ninguno de los dos países, a diferencia de otros muchos europeos, paga rescates a grupos terroristas, aunque en el caso de EEUU no hay ninguna ley que lo prohíba, aunque esa ha sido la práctica estándar desde mediados de los setenta. En cualquier caso, los reproches de los Foley y los Sotloff se derivan más del trato recibido que de las reticencias a alterar la política oficial.