VIRAJE EN LA ESTRATEGIA PRESIDENCIAL

Obama frena las expulsiones de jóvenes inmigrantes sin papeles

El presidente corteja el voto hispano ante las presidenciales del próximo noviembre

Una manifestación de estudiantes en Los Ángeles contra las deportaciones de inmigrantes, ayer.

Una manifestación de estudiantes en Los Ángeles contra las deportaciones de inmigrantes, ayer.

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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La búsqueda de votos es un potente impulsor de políticas. Ayer, a menos de cinco meses para las presidenciales en EEUU, el presidente, Barack Obama anunció que su Administración ha suspendido con efecto inmediato las deportaciones de menores de 30 años que entraron sin papeles en el país cuando tenían menos de 16 años, permitiéndoles optar a permisos de trabajo. Se calcula que la nueva política podrá beneficiar por lo menos a 800.000 inmigrantes. Su anuncio fue recibido con entusiasmo por grupos de hispanos, indudablemente los más beneficiados y uno de los bloques electorales que serán más determinantes el 6 de noviembre, especialmente en estados bisagra como Florida o Nevada.

«No es una amnistía, no es inmunidad, no es un camino hacia la ciudadanía, no es permanente. Es una medida temporal (…). Es lo correcto», dijo Obama al anunciar en el jardín de la Casa Blanca la nueva política, que aplica mediante una orden ejecutiva, sin necesidad, por tanto, de pasar por el Congreso.

BLOQUEO POLÍTICO/ Precisamente Obama acusó a las cámaras, y en concreto a los republicanos -que tienen la mayoría en la Cámara Baja- de haber bloqueado por motivos puramente políticos la DREAM Act, una ley que planteaba medidas similares. A partir de ahora, y con una transformación que según el presidente hace la ley de inmigración «más justa y eficiente», los menores de 30 años que entraron en el país cuando tenían menos de 16 y han pasado por lo menos cinco años en EEUU y no tienen historial criminal podrán pedir el «aplazamiento» de su deportación. Una vez que se apruebe, podrán optar a un permiso de trabajo, cuya concesión se estudiará caso por caso. Deberán haber acabado secundaria, estar estudiando o haber servido en el Ejército. No tendrán acceso a la ciudadanía o a un estatus permanente.

Esta es la primera transformación significativa de la política de inmigración de Obama, que había desencantado por el récord en las deportaciones en su mandato. Ayer se ganó duras críticas de los republicanos. El senador de origen hispano Marco Rubio, posible candidato a vicepresidente, le acusó de ofrecer «una respuesta a corto plazo para un problema a largo plazo».