Obama desdramatiza la llegada de la 'era Trump' en su despedida de la Casa Blanca

Dispuesto a apartarse de la política activa, alzará la voz cuando crea que los valores de EEUU están amenazados

Obama, tras su última rueda de prensa como presidente

Obama, tras su última rueda de prensa como presidente / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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En la última rueda de prensa de su mandato, dos días antes de que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama ha sido fiel al latiguillo con el que la prensa ha descrito su actitud en estos ocho años: ‘No drama Obama’. El mandatario se ha despedido de los medios que cubren la Casa Blanca dejando una serie de recomendaciones para su sucesor, pero lo ha hecho quitando hierro al desconsuelo que se ha apoderado de parte del país y desdramatizando la nueva era que comienza. “Lo único que es el fin del mundo es el fin del mundo”, ha dicho al ser preguntado sobre cómo explicó a sus hijas la victoria del magnate. “En mi fuero interno, creo que a América le va a ir bien”.

En estos últimos ocho años, los republicanos se han empeñado en presentar al primer presidente negro como uno de los más divisivos de la historia. Pero Obama se ha empeñado en demostrar hasta el final que no era cierto. Desde que Trump ganó las elecciones, le ha concedido como pocos el beneficio de la duda y ha cumplido a rajatabla su promesa de facilitar al máximo la transición. Obama ha hablado a menudo con el magnate, en unas conversaciones que ha descrito como “cordiales, sustantivas y, en ocasiones, bastante largas”.

CUIDADO CON LA EMBAJADA EN ISRAEL

Pero en esta última comparecencia frente a los micrófonos, antes de perderse de vista para dedicarse a escribirdisfrutar de sus hijas o celebrar las bodas de plata con su mujer, también ha lanzado algunos mensajes a Trump. Obama ha dicho que muy pronto se dará cuenta de que necesita escuchar a su entorno para poder gobernar. “Este es un trabajo de tal magnitud que tú solo no lo puedes hacer, dependes inmensamente de tu equipo”.

Y preguntado sobre las intenciones de Trump de trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense en Israel, ha respondido que espera que piense bien las decisiones que toma porque muchas tienen ramificaciones planetarias. Obama espera que parte de su legado sobreviva, ya sea por los propios contrapesos del sistema político estadounidense o por los cambios sociales que los avalan. Los avances en los derechos de los homosexuales son un ejemplo. “Pienso que son irreversibles porque la sociedad ha cambiado, especialmente los jóvenes, aunque nos esperen algunas batallas”, ha afirmado antes de mostrarse orgulloso por su contribución a la igualdad. 

En las últimas semanas, Obama ha mantenido una actividad frenética para tratar de blindar su legado ante la operación de derribo que se avecina. Ha conmutado las penas a 273 reclusos, la mayoría por delitos de drogas, aunque también ha devuelto la libertad a figuras polémicas como Chelsea Manning, el nacionalista puertorriqueño Óscar López Rivera o el general James Cartwright. Ha acabado también con la política que permitía a los cubanos obtener la residencia en EEUU una vez ponían pie en el país. Ha dado nuevos cargos en el Gobierno a docenas de sus exasesores y ha designado como monumento nacional varios lugares relacionados con la historia de los derechos civiles.

DEFENSA DE LA PRENSA

La rueda de prensa no ha tenido la carga emocional que tuvo la semana pasada su último discurso en Chicago. El todavía presidente ha comparecido relajado y ha dicho que, de no ser por su mujer, se hubiera presentado en bañador. Desde el primer momento ha dado la palabra a la prensa, a la que ha pedido que siga siendo “escéptica” frente al poder. “Una prensa libre es esencial para nuestra democracia. Esta no funciona si no tenemos una ciudadanía bien informada”. Eran palabras con mensaje porque se ha rumoreado estos días que la Administración Trump se plantea sacar a los periodistas del Ala Oeste de la Casa Blanca, donde tienen una oficina permanente. El equipo del presidente electo se ha defendido diciendo que únicamente barajan darles un espacio más grande.

Obama no tiene planes para volver a la política, pero ha recalcado que alzará la voz cuando crea que los valores fundamentales de su país están amenazados. En caso, por ejemplo, de que se aprueben leyes discriminatorias, o que se quiera deportar a los hijos de inmigrantes que llevan toda la vida en el país.

El 44º presidente de EEUU dejará la Casa Blanca el viernes con uno de los mayores índices de aceptación de su mandato, situado en el 60%, un baremo solo superado por Clinton, Reagan y Roosevelt al final de sus mandatos. Teniendo en cuenta que a mediados del 2015 estaba en el 45%, parece como si parte del país hubiera hecho las paces con un político que vino precedido por unas expectativas inalcanzables para cualquier mortal. O puede simplemente que ante el inicio de la 'era Trump' haya ya nostalgia por un hombre que, pese a sus imperfecciones, derrochó humanidad y elegancia y navegó por la presidencia con ejemplaridad, sin un solo escándalo o corruptela dignos de mención.