Obama: «El cambio va a llegar a Cuba»

Barack Obama se dirige a un periodista durante la rueda de prensa de ayer.

Barack Obama se dirige a un periodista durante la rueda de prensa de ayer.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La última rueda de prensa del año en la Casa Blanca es siempre una cita distendida. El presidente se va de vacaciones y una atmósfera festiva llena la sala. Pero esta vez el rostro de Barack Obama estaba especialmente radiante. En los dos meses transcurridos desde que su partido se estrellara en las elecciones de medio mandato, ha recuperado el descaro que le llevó a la presidencia y ha conseguido más éxitos políticos que en los dos años anteriores. Primero fue el revolcón del sistema inmigratorio, después el acuerdo con China para combatir el cambio climático y ahora la normalización de las relaciones con Cuba, un giro radical a la política del último medio siglo que ocupará un lugar fundamental en su legado.

Obama defendió sin fisuras el acuerdo con Cuba, pese a que algunos le acusan de haber legitimado al gobierno comunista sin haber obtenido más contrapartidas a cambio que la liberación de dos presos estadounidenses. «El cambio llegará a Cuba, tiene que hacerlo», dijo el mandatario estadounidense antes de explicar que el aumento de los intercambios comerciales con la isla o los nuevos permisos para exportar tecnología que facilite el acceso a internet ayudarán a quebrar el hermetismo impuesto por el régimen. Obama reconoció que esas transformaciones no serán inmediatas, pero también dijo que no tenía sentido mantener una política que no ha funcionado.

UN CONTEXTO FAVORABLE

«El punto precisamente de normalizar las relaciones es que nos da más oportunidades para tener influencia sobre el Gobierno cubano», aseguró ante una de las preguntas de los periodistas. Las circunstancias internacionales han allanado el camino para el acuerdo. No solo ha ayudado la mediación del primer papa latinoamericano, sino el desplome de los precios del petróleo, que han agravado la crisis económica en Venezuela, el principal patrón económico de La Habana desde la desintegración de la URSS. Obama dijo que no es sostenible que Cuba siga dependiendo de los «subsidios» de Caracas.

Solo unas horas antes, había firmado un paquete de sanciones contra funcionarios venezolanos a los que EEUU acusa de violar los derechos humanos durante las protestas opositoras que se iniciaron en febrero y durante las que murieron 39 personas. Las sanciones fueron aprobadas por el Congreso estadounidense la semana pasada e incluyen la congelación de activos económicos y la denegación de visados para entrar en EEUU. También demuestran que a pesar de que Washington no va a juzgar a los responsables de las torturas de la CIA, sigue dispuesto a dar lecciones y castigar a otros países cuando cometen crímenes semejantes.

EL PRECEDENTE DE NIXON CON CHINA

Desde que se anunciara el miércoles el acuerdo con Cuba, se ha especulado con la posibilidad de que Obama pudiera viajar a la isla para dar empuje a las nuevas relaciones, algo parecido a lo que hizo Nixon con su histórico viaje a la China maoísta. Pero Obama cerró ayer la puerta a esa posibilidad, abierta la víspera por sus portavoces: «No está en la agenda. Veremos qué tal se desarrolla la relación en los próximos años».

También reconoció que va a ser muy complicado que el próximo Congreso, dominado a partir de enero por los republicanos, vaya a levantar el grueso del embargo. Preguntado sobre si Fidel Castro había aparecido de algún modo durante la negociación, dijo bromeando que su nombre solo apareció una vez. Fue en la conversación que mantuvo esta semana con su hermano Raúl para cerrar los últimos flecos del acuerdo para el deshielo. Obama le pidió perdón por hablar demasiado, a lo que el presidente cubano respondió: «Eres todavía joven y aún tienes tiempo para romper el récord de Fidel: una vez habló durante siete horas seguidas».

SIN PODER DE LEGISLAR

A la vuelta de las vacaciones, Obama será un rey sin opción de legislar, a menos que pacte con los conservadores. Pero últimamente ha demostrado que es capaz de seguir siendo relevante si echa mano de sus limitados poderes ejecutivos. Según dijo, en algunos asuntos como la reforma fiscal o las infraestructuras, hay espacio para acuerdos, pero dejó claro que no va a renunciar a sus principios y sugirió que se va a oponer a la aprobación del Keystone XL, un polémico oleoducto para transportar petróleo de arenas bituminosas de los bosques boreales de Canadá porque, más que a los estadounidenses, beneficiará a petroleras canadienses.