Novias infantiles

Los matrimonios de menores sirias refugiadas han aumentado en Líbano por las necesidades económicas de las familias

Amina, una chica siria menor de edad obligada a casarse-

Amina, una chica siria menor de edad obligada a casarse- / periodico

ANA ALBA

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Amina tiene 17 años y ya está divorciada. A los 15 la casaron con un libanés de 26. Ella y su familia huyeron de la zona rural de Damasco hace dos años y medio y se refugiaron en la localidad libanesa de Saadnayel, en el valle de la Bekaa. Pagan 175 dólares (153 euros)  al mes por una minúscula infra-vivienda que parece a punto de derrumbarse.

“El matrimonio infantil siempre ha existido en Siria y en zonas del Líbano, pero ha aumentado con la crisis por la guerra”, indica Lama Naja, coordinadora del programa de Respuesta de Emergencia del Centro de Recursos para la Igualdad de Género Abaad. La mayoría de las menores casadas son de áreas rurales. “Las principales razones de estos matrimonios son la pobreza y la intención de proteger a las hijas del acoso sexual o la explotación que podrían sufrir”, señala Naja.

En el caso de Amina, sus padres vieron la posibilidad de alimentar a una boca menos tras recibir una oferta de matrimonio. Consultaron a su hija y aceptó. Tres de sus hermanos, de 14, 12 y 10 años, han dejado de ir a la escuela y venden verduras en una tienda o en la calle.

El 1,1 millón de sirios registrados como refugiados refugiadosen el Líbano están considerados residentes extranjeros. Los mayores de 15 años tienen que pagar 200 dólares (175 euros) al año para renovar su permiso de residencia, una cantidad que muchos no pueden permitirse. Los refugiados tienen que registrarse a través de la ONU como residentes que no trabajan o con un patrocinador libanés.

PAGO DE ALQUILER

Aunque vivan en tiendas no se libran de pagar alquiler, ya que los dueños de los terrenos donde se instalan les cobran. “A algunas niñas las casan para poder pagar el alquiler unos meses”, recalca Naja.

Amina estuvo casada tres meses. Tras la boda “llegaron las peleas, me maltrataba psicológicamente, me dejaba sola con su familia, me gritaba, sexualmente no me trataba bien y tenía otra novia, quería una segunda esposa”, cuenta a este diario.

“Creía que el matrimonio era diferente, no pienso en volver a casarme. Es un error que las chicas se casen antes de los 18 años”, afirma Amina, que trabaja como voluntaria de una oenegé con niños sirios refugiados y aconseja a las menores que no se casen.

“El número de matrimonios infantiles entre los refugiados sirios ha crecido”, apunta Maya Ammar, coordinadora de Comunicación de la oenegé libanesa Kafa. Un estudio elaborado en Beirut en el 2015 indica que el 23% de las mujeres sirias en el Líbano se casó antes de cumplir 18 años.

“No hay estadísticas fiables sobre el aumento de los matrimonios infantiles, aunque hemos constatado que la edad de las novias ha bajado. La mayoría tienen 14, 15 y 16 años, pero tenemos casos de niñas de 12 y 13”, alerta Marina di Tondo, responsable de Protección de la oenegé italiana Intersos en el valle de la Bekaa.

ESFERA RELIGIOSA

En Siria y en el Líbano, los matrimonios pertenecen a la esfera religiosa, no civil. “La mayoría son concertados, no son resultado de la libre voluntad de los contrayentes, cuando tienes menos de 18 años no puedes consentir”, subraya Ammar.

La inmensa mayoría de los menores sirios casados son niñas, el porcentaje de niños es mínimo. Suelen desposarlas con hombres de entre 20 y 30 años, a menudo sirios y parientes. “Pero también hay hombres libaneses que se aprovechan de la situación y a cambio de casarse ofrecen ayuda a las familias con el alquiler o con un trabajo”, recalca Ammar.

Las menores casadas se enfrentan a consecuencias nefastas. “Las privan de su educación, de libertad de movimientos, sufren violencia sexual y embarazos prematuros, son niñas que crían a otros niños”, advierte Saja Michael, del proyecto de Respuesta de Emergencia de Abaad.

Di Tondo añade que varias menores casadas “son víctimas de violencia doméstica del marido o los parientes políticos”. “Muchos matrimonios infantiles empiezan con una violación y siguen así. El embarazo es muy peligroso para la salud de las niñas porque su cuerpo no está preparado”, subraya Ammar.

Algunos matrimonios no están registrados, hecho que perjudica a las menores si se divorcian y, si tienen hijos, no pueden inscribirlos.