LA ENTREVISTA

Shlomon Ben Ami : "Yo de Netanyahu no estaría tan tranquilo con Trump"

El exministro de Exteriores y exembajador en España de Israel se muestra muy crítico con el jefe del Gobierno de su país y destaca el caracter "imprevisible" del nuevo presidente de EEUU, Donald Trump

KIM AMOR / BARCELONA

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Shlomon Ben Ami, de 74 años,  fue embajador de Israel en España y también ocupó en su país el cargo de ministro de Asuntos Exteriores. Miembro del partido laborista, cree que la izquierda israelí está "en bancarrota" y es incapaz de ofrecer una alternativa al Gobierno de coalición de derecha y extrema derecha del primer ministro, Binyamin Netanyahu, al que califica de "principe de la niebla". Ben Ami ha estado en Barcelona donde ha impartido una conderencia en el Palau Macaya de la Obra Social "la Caixa".

Israel sigue ampliando la ocupación de territorio palestino ¿Cuál es el objetivo final de Netanyahu?

Este hombre es el príncipe de la niebla. No lo sé y no creo que haya nadie que lo sepa y este es la mayor deficiencia de su liderazgo. Yo puedo entender e incluso respetar, aunque esté en desacuerdo, que diga:  ‘yo quiero ocupar todos los territorios, no quiero crear un estado palestino, quiero un estado binacional’. Pero Netanyahu no para de repetir que está a favor de la idea de dos estados y luego hace todo para minarla.

¿Cualquiera que sea su objetivo cree que ahora lo tendrá más fácil con Trump?

Con Trump desaparece ese barómetro moral que existía con Obama que mostraba su disgusto cada vez que se construían nuevos asentamientos o se cometían pasos inadmisibles en la ocupación. A Trump, el aspecto moral le trae sin cuidado y eso hace que Israel quede libre moralmente para hacer lo que le dé la gana. Y eso es muy grave. Ahora bien, Trump es una persona impredecible y puede perder la paciencia con Netanyahu y dar marcha atrás a algunos de sus compromisos. Por ejemplo, dijo que la primera cosa que haría sería trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén. Ahora parece que no están tan claro. Así que yo de Netanyahu no estaría tan tranquilo.

¿Qué consecuencias tendría el traslado de la embajada?

Sería nefasto si se hace sin consultar, sin dar contrapartidas, como, por ejemplo, una declaración de Trump apoyando la idea de los dos estados, incluso con las fronteras de 1967.

¿Cómo valora la reciente resolución del Consejo de Seguridad condenando la ocupación?

A pesar de no ser vinculante crea una cierta legitimidad a la solución de dos estados entorno a las fronteras de 1967 y estrecha el espacio de legitimidad que Netanyahu quiera dar a la ocupación. Creo, además, que actúa como dique a Trump por parte de la comunidad internacional. Netanyahu se equivoca si cree que con un amigo al frente de la Casa Blanca ya puede ignorar al resto de la comunidad internacional.

¿La política de segregación israelí en Cisjordania sigue el modelo de lo que fue el apartheid en Suráfrica?

No sé si el modelo, pero sí que crea una realidad de apartheid que no está basada como en Suráfrica en el racismo sobre la mayoría negra, sino en la lucha por el territorio. En el caso de Israel no es un problema racial sino netamente político, nacionalista. Dos pueblos que reclaman el mismo territorio. Hay que verlo en este contexto. 

En Israel crece el extremismo de los colonos y el religioso. ¿El país mantiene a raya a sus enemigos externos pero podrá sobrevivir a las fuerzas radicales internas?

No quiero subestimar la importancia de este extremismo, pero hay que mirarlo en el contexto global. Está por todas partes y por distintas razones. En Israel es el nacionalismo anexionista de las tierras bíblicas y la ocupación y en otras partes es la reacción a la  inmigración. No es un consuelo, pero cada uno tiene que ocuparse de sus problemas. Yo siempre digo que la mejor definición que puedo dar al provincianismo es cuando no paras de preocuparte de los demás en vez de ver lo que ocurre en tu propia casa. Y en nuestra casa la cosa no está bien. Hay una deriva autoritaria, con leyes contra la minoría árabe y un control de la prensa. La derecha fundamentalista israelí no ve la historia como una evolución, sino a base de revelaciones, de eventos divinos y providenciales. La elección de Trump la ven de la misma manera. De repente apareció un Mesías.

Usted dijo en el 2009, refiriéndose a Obama, que ni siquiera el presidente más revolucionario cambiará las relaciones especiales entre Israel y EEUU. ¿Si no es la Casa Blanca, quién determina el grado de relación con Israel, el lobi judío?

Ya ha visto que yo me sincero mucho cuando hablo de mi país y con la misma sinceridad le digo que se exagera el poder del lobi judío. En EEUU todo el mundo tiene lobis, el del petróleo, el de las armas…Si un día, por ejemplo, los americanos dejan de ayudar a Israel, la industria que protestaría más sería la de las armas. A diferencia de la mayoría de receptores de armamento americano, Israel mejora y colabora con la industria de defensa americana a nivel de intercambio de tecnología. Nada que llega de EEUU se utiliza tal y como está, siempre se mejora. Y eso es un flujo que ha creado una relación muy íntima de Israel y el sistema de defensa americano.

Las relaciones entre Obama y Netanyahu no ha sido buenas ¿Cómo se explica que al final de su mandato Obama haya dado a Israel el mayor paquete de ayuda militar en la historia de EEUU a otro país?

Por dos razones. EEUU debe tener aliados en una región tan clave como Oriente Medio y ve que el único país realmente serio, estable, democrático, con todas sus deficiencias, es Israel. La segunda razón es el acuerdo nuclear con Irán. Desde el principio se entendió que Israel recibiría una compensación por ello.

Los dos primeros países que aplaudieron el golpe de estado en Egipto fueron Israel y Arabia Saudí. ¿Netanyahu teme la democracia en el mundo árabe?

Netanyahu se siente más cómodo negociando con machos en la zona, que además también le necesitan porque ellos lo que quieren es controlar al pueblo. Ese volcán de masas de árabes protestando en las calles siempre será un  problema para un estado israelí que sigue ocupando los territorios. El problema palestino sigue siendo una plataforma de movilización en el mundo árabe y se critica a los líderes árabes por traicionar la causa palestina. Netanyahu se siente más cómodo haciendo negocios con líderes autocráticos que con una representación auténtica de la población árabe.

Antes de la revuelta en Siria, Israel mantenía una relación cómoda con el régimen de Bashar al Asad. Para los intereses israelís, ¿es mejor mantener a Asad en el poder que esperar la llegada de un nuevo líder desconocido?

Me imagino que es así si el líder desconocido es un islamista de las organizaciones sunís, de la oposición suní. Esto siempre ha sido así. En 1974 Israel firmó con Hafez al Asad (el padre de Bashar)  un acuerdo de separación de fuerzas militares en los Altos del Golán que se ha respetado. Yo creo que Bashar al Asad viene bien a Israel. Más aún si es un Asad que ha perdido la legitimidad internacional por la carnicería que ha hecho en su país ¿Quién de la comunidad internacional lo va a escuchar ahora si dice que quiere la devolución de los Altos del Golán? Un régimen sirio democrático tendría más legitimidad para exigirlo.

Irak y Siria prácticamente ya no existen como tales. ¿El siguiente paso va a ser fragmentar estos países en pequeños estados en función de etnias y confesiones religiosas? ¿Sería una solución que agradaría a Israel?

Es posible que este sea el resultado. El interés estratégico de Israel es que haya estados que controlan su territorio, no estados fallidos. Por eso he dicho que cuando Asad controlaba Siria era bueno para Israel. Gaza es un estado fallido y hoy Israel está interesado en que Hamás se quede en Gaza porque sabe que si cae lo que puede venir después es el Estado Islámico o Al Qaeda. Hamás es mejor porque tiene un gobierno autoritario que controla y evita la aparición de grupos incontrolados.