NUEVO ORDEN GEOESTRATÉGICO

Negociación a contrareloj

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando el domingo pasado desembarcaron en Lausana (Suiza) los ministros de Exteriores de Rusia, China, Francia, el Reino Unido Alemania para unirse a las negociaciones con Irán que ha estado liderando EEUU, todo apuntaba a que el acuerdo estaba muy cerca. Pero a poco más de 24 horas para que venza el plazo establecido, las diferencias persistían anoche en varios asuntos clave. «Ha habido algunos avances y algunos retrocesos en las últimas horas», señaló el canciller germano, Frank-Walter Steinmeier. No se descarta una extensión del plazo, como ya sucedió el año pasado, aunque eso aportaría nueva munición a los detractores políticos del pacto.

Después de 15 meses de negociaciones, las grandes potencias buscan garantías para asegurarse de que Teherán no podrá fabricar una bomba atómica en un plazo inferior a un año, lo que teóricamente daría tiempo a los inspectores internacionales o los servicios de inteligencia foráneos para poder descubrirlo antes. Por eso persiguen fórmulas que restrinjan sustancialmente la capacidad de Irán para enriquecer uranio, el combustible que a distintos niveles de enriquecimiento puede servir para generar energía nuclear o para ensamblar una bomba. A cambio de limitar su programa, levantarían las sanciones una vez se firme a finales de junio el acuerdo técnico definitivo.

URANIO ENRIQUECIDO

Pero no es fácil superar tres décadas de desconfianza y, según las fuentes diplomáticas y periodísticas al corriente de las negociaciones que se llevan a cabo a puerta cerrada, hay varias astillas aún clavadas. Desde los límites que se impondrán a la investigación nuclear, pasando por el cuándo y cómo se levantarán las sanciones o qué sucederá con el uranio enriquecido que Irán tiene guardado.

«No voy a anticipar un fracaso. Esas negociaciones van a continuar hasta el límite», afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Eric Schultz. Uno de los grandes obstáculos reside en el ritmo del levantamiento de las sanciones. Teherán quiere que se levanten en cuanto se firme el acuerdo definitivo, como dejó ayer claro el ayatolá Jamenei, la máxima autoridad política y religiosa del país. «Las sanciones deben levantarse al unísono y no como resultado de las acciones futuras iranís», expresó en Twitter. Pero el Grupo de los Seis quiere que el levantamiento se haga progresivamente, a medida que Irán vaya cumpliendo sus compromisos.

EMBARGO PETROLERO

Para desatascar la cuestión, los europeos se habrían ofrecido a levantar de una tacada el embargo petrolero y EEUU las restricciones bancarias, pero el planteamiento gradual se mantendría para las sanciones de las Naciones Unidas, que se centran fundamentalmente en el programa nuclear y son fruto de seis resoluciones en el Consejo de Seguridad. También parecen mantenerse las diferencias respecto a la duración de las restricciones impuestas a Irán, que oscilarían entre los 10 y los 15 años.

Lo que está claro es que la teocracia persa no tendrá que desmantelar ninguna de sus instalaciones, aunque alguna tendrá que reconvertir sus funciones, y podrá continuar enriqueciendo uranio, una cuestión que hasta la llegada de Barack Obama al poder fue anatema para EEUU. «El acuerdo podría ser mejor de lo que hemos negociado», asegura en una entrevista telefónica Matthew Kroening, autor de varios libros sobre el programa nuclear iraní. «Pero un pacto que les impida hacerse con la bomba es mejor que la falta de acuerdo o tener que recurrir a la guerra».