"Mi esposa quería hacer la yihad, yo no"

Las mujeres ganan protagonismo en el Estado Islámico, en especial en tareas de reclutamiento

Una mujer detenida en el 2014 en Melilla acusada de reclutar a chicas para unirse al Estado Islámico en Siria e Irak.

Una mujer detenida en el 2014 en Melilla acusada de reclutar a chicas para unirse al Estado Islámico en Siria e Irak. / periodico

BEATRIZ MESA / RABAT

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Nawal es una joven ceutí que con solo 14 años eligió las filas yihadistas, pero no para trabajar en favor de un modelo de sociedad musulmana inspirado en una estricta ley islámica o para salir de la precariedad y vengarse del mundo. No. La chica explicó a EL PERIÓDICO que lo hizo porque conoció virtualmente a otro joven de la ciudad autónoma de Melilla del que se enamoró y con quien ya convino contraer matrimonio en el bastión del Estado Islámico (EI) en Siria. A Nawal la captó una mujer a través de las redes sociales y la adoctrinó para emprender el viaje hacia la destrucción. Para la niña solo se trataba de amor.

En su relato llama la atención, por un lado, la red de mujeres que la guiaron, adiestraron y condujeron hacia reuniones de grupo en zonas apartadas de la ciudad española, en la frontera con Marruecos, en donde se le daban herramientas para comprender el nuevo mundo en el que pensó que se instalaría. Y por otro, las mujeres que mediante bombardeos de mensajes de móvil le hacían llegar a diario pasajes del Corán y vídeos en los que se podían ver duros castigos a los incumplidores con la religión. Tal campaña de proselitismo embaucó a Nawal y la puso rumbo a Siria, pero su proyecto se frustró nada más desembarcar en Melilla –acompañada de una adulta– por una operación de las fuerzas y cuerpos de seguridad. El testimonio de la menor ejemplifica que en la yihad ya no solo hay hombres, también mujeres. Y cada vez son más y son más visibles en internet

VIENDO MORIR A NIÑOS EN LAS NOTICIAS

La mujer de Abdelsalam quería convertirse en 'mourchida' (guía religioso reconocido por el Ministerio de Asuntos Islámicos marroquí), no tenía hijos y en su tiempo libre acudía a la mezquita en un humilde barrio de Tánger, donde recibía enseñanza religiosa. Entre sus compañeras ya había algunas cuyos maridos combatían en el frente sirio. Ese era el tema central de todos los días. “Ella pensaba que el EI defendía a las víctimas musulmanas del régimen de Asad y se indignaba cuando veía morir a niños en las noticias. Quería hacer la yihad, pero yo no”, relató Abdelsalam a este diario.

Su mujer le abandonó y se marchó. Él sufre una discapacidad física, un problema en la espalda que le impide sostenerse en pie largo tiempo y le hace andar con dificultad. .Vende maíz frito en un puesto ambulante, ganando menos de cinco euros al día, en el barrio tangerino de Beni Maakada, marginal, superpoblado y conocido por albergar ambientes de tendencia rigorista además de ser meollo de pequeños traficantes de hachís y delincuentes comunes. “Mi mujer, de quien ya estoy divorciado, me dijo que el EI me ofrecía pagarme 200 euros mensuales por la discapacidad, pero jamás acepté marcharme”, explicó.

RECLUTAMIENTO Y ACCIÓN

Las mujeres del EI se han convertido en sujetos activos de una organización criminal que busca constantes incentivos para engrosar su filas de combatientes. “La novedad no es solo la presencia de musulmanes europeos o la figura del 'lobo solitario', sino también las mujeres o incluso menores de edad reclutadoras, a las que es mucho más difícil echarles el guante”, dice Abderrahman Mekkaou, profesor en la Escuela Militar de París, especialista en estrategia militar y experto en terrorismo. Según él, las fuerzas de seguridad en general han desatendido el nuevo papel de la mujer en el terrorismo internacional, principalmente –aunque no solo– mediante las redes sociales. “Las mujeres mantienen viva la llama del EI”, sentencia.

Las fuerzas de seguridad marroquís han comenzado a tenerlo en cuenta. El pasado 3 de octubre, lanzaron la primera operación antiterrorista contra una célula compuesta exclusivamente por mujeres, con 10 detenidas en diferentes ciudades del país. El Ministerio del Interior informó de que todas pretendían cometer “atentados suicidas” y se les confiscó material para la fabricación de cinturones explosivos. Entre sus actividades diarias, “proselitismo, adiestramiento y reclutamiento de mujeres marroquís”. De momento, las autoridades desconocen si la creación de células femeninas es marginal o tiene más envergadura. Pero en todo caso el germen ya está sembrado.