PERFIL DEL VENCEDOR DE LAS ELECCIONES

Hierro puro para Nigeria

MUHAMMADU BUHARI - El presidente nigeriano ya mandó como dictador; ahora regresa al poder como demócrata. Promete lucha sin tregua al terrorismo y la corrupción

Muhammadu Buhari saluda a sus seguidores tras votar el sábado en la localidad de Daura.

Muhammadu Buhari saluda a sus seguidores tras votar el sábado en la localidad de Daura. / AP / BEN CURTIS

BEATRIZ MESA / RABAT

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El pueblo nigeriano, paralizado por el horror del terrorismo de Boko Haram, ha votado, en un intento de autosalvación, en favor de un conocido general del Ejército como presidente de la República de Nigeria. De momento, la única pega es que tiene 72 años y voz cansada. Pero sus votantes han visto en él la fuerza arrolladora de un hombre con cultura y experiencia militar capaz de mermar los tentáculos de la organización criminal.

La victoria del musulmán Muhammadu Buhari marca el inicio de una nueva etapa después de 15 años -desde que el país se democratizó tras una dictadura militar- de gobierno del Partido Democrático Popular (PDP), al que pertenece el perdedor, Goodluck Jonathan, de confesión religiosa cristiana.

El aspecto religioso en Nigeria es fundamental porque, en parte, la descomposición del país se debe al sectarismo incurrido por los diferentes gobiernos. Sin embargo, la admisión inmediata de la derrota electoral por parte de Goodluck rompen con una envenenada dinámica. También al felicitar a su principal rival. Ha sorprendido mucho este gesto amistoso, que seguramente impida el estallido de un conflicto civil entre los simpatizantes de uno y otro bando.

ENTUSIASMO EN EL NORTE

Nigeria se convierte, pues, en un buen ejemplo en África, un continente acostumbrado a los golpes militares y a presidentes que buscan perpetuarse en el poder. Pero no cabe duda que gobernar Nigeria ahora no es un plato de buen gusto para ningún líder político porque afronta la monstruosidad de una organización criminal cada vez más sanguinaria y desafiante, que ha conseguido reclutar a miles de combatientes de los estados del norte, de mayoría musulmán.

«En la lucha contra la insurgencia, nosotros tenemos un trabajo urgente que hacer. Boko Haram conocerá muy pronto la fuerza de la voluntad colectiva. Nosotros no escatimaremos en los esfuerzos hasta que derrotemos el terrorismo», dijo el presidente elegido.

Aunque existen millones de personas insatisfechas con los resultados electorales, este tipo de mensajes alivian a la sociedad nigeriana, en especial en los Estados musulmanes del norte, golpeados por Boko Haram y de donde ha surgido el mayor caudal de votos para Buhari.

INFRAESTRUCTURAS Y EDUCACIÓN

Los ciudadanos del noreste del país, entusiastas con la elección de un musulmán al frente de la República, confían en que los Estados musulmanes abandonados por Goodluck Jonathan estén presentes en la nueva agenda gubernamental y que haya planes de infraestructuras, mejora de la educación, de la distribución de la electricidad o creación de hospitales.

Eso sí, a muchos votantes se les ha olvidado que regresa al poder un hombre con puño de hierro, que no se ha caracteriza precisamente por ser un demócrata, sino por apoyar una dictadura militar que se materializó en 1983. En solo 22 meses consiguió callar, a golpe de penas de prisión y extorsión, a una feroz oposición política e intelectual. Limitó la libertad de prensa, sometiéndola a un estricto control. También castigó con mano dura el despilfarro y el robo de dinero público, e incluso autorizó los castigos corporales contra funcionarios que llegaban tarde a sus puestos de trabajo y adoptaban un comportamiento no profesional.

La pena de muerte por contrabando de petróleo -Nigeria es el sexto productor mundial-, la falsificación y el tráfico de drogas duras fue de una de sus leyes estrellas. No se sabe si 31 años después adoptará parecidas medidas extremas. Lo que sí ha quedado como una evidencia en cada una de sus apariciones públicas es que después del terrorismo, la siguiente lucha en su agenda será la corrupción.