DIRIGENTE REVOLUCIONARIO

Muere Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui y líder del Polisario

Mohamed Abdelaziz, secretario general del Frente Polisario

Mohamed Abdelaziz, secretario general del Frente Polisario / PPM//ql

BEATRIZ MESA / RABAT

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A Mohamed Abdelaziz se le recuerda como uno de los primeros jóvenes de ideas revolucionarias, que defendían los valores de un sistema socialista a semejanza de la antigua URSS, el espejo del Frente Polisario, el movimiento que integró y encabezó hasta ayer, después de que una larga enfermedad acabara con su vida, a los 68 años.

El dirigente del Frente Polisario encarnó la ferocidad de una revolución que embaucó a jóvenes de apenas 30 años a enfrentarse a capitalistas, neoliberales y cualquier forma de sistema ajeno a las ideas comunistas. En este contexto, se inició la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, que esperó impaciente la salida de España del Sáhara Occidental en 1975 para recuperar el territorio.

Abdelaziz y los suyos se enfrentaron a carros y aviones de combate del Ejército marroquí hasta que en 1991 se firmó un alto el fuego bajo los auspicios de Naciones Unidas. Entonces se asumió el compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación, que nunca llegó. 

Entonces, miles de saharauis huyeron al exilio en tierras de Argelia quedando familias enteras para siempre divididas; los que resistieron desde dentro, en el Sáhara Occidental (lo que Marruecos llama las “provincias del Sur”) , los que se refugiaron en los campamentos inhóspitos en Tinduf (Argelia) y los de la diáspora.

PASILLOS DE LA ONU

Durante 40 años, Abdelaziz encabezó los campamentos de refugiados batallando en los pasillos de Naciones Unidas por una cada vez  más improbable independencia. Han pasado cuatro décadas de una población saharaui que, desde el calvario del desierto, alberga la posibilidad de que algún día llegará el prometido referéndum de autodeterminación.

Sin embargo, mientras en Tinduf, el difunto Abdelaziz luchaba por que su pueblo no se abatiera y no desistiera de alcanzar el sentimiento independentista, Marruecos ganaba socios estratégicos en la defensa de la unidad nacional, incluyendo el Sáhara.

Los últimos años de Abdelaziz han atravesado momentos muy críticos por el déficit democrático dentro del movimiento que no renueva a sus dirigentes y por una  juventud saharaui que al igual que una flor se marchita cuando deja de ser nutrida.

Sin porvenir y horizontes claros, los jóvenes se han visto obligados a recurrir por supervivencia a las bandas del crimen organizado extendidas por el Sáhara, olvidándose del principio independentista que da identidad a la población saharaui.

LIDERAZGO MORAL

Peor aún, 40 años después, como decía la doctora saharaui residente en España, Lehdia Mohamed Dafa, el espacio y el liderazgo moral que han ido abandonando o perdiendo los dirigentes del Polisario está siendo ocupado por “un viejo orden tribal y un islamismo en ascenso altamente peligroso en la situación de frustración”. 

Hasta hace unas semanas, Abdelaziz amenazaba por enésima vez al mundo con recurrir a las armas si a su pueblo se le sigue privando de votar en unas urnas su destino. Así se ha marchado Abdelaziz, sin ver cumplir su deseo de levantar una República Árabe saharaui democrática en las tierras oriundas del Sáhara. 

“El problema que se plantea ahora es la sucesión, que debe contar con el apoyo del régimen argelino, que ni siquiera ha elegido a su candidato para reemplazar al moribundo presidente Abdelaziz Bouteflika”, afirma a El Periódico la historiadora mexicana y experta en la crisis del Sáhara, Claudia Barona Castañeda.

"En nuestro pueblo hay muchos líderes, mucha gente que puede proseguir con nuestro objetivo que es la libertad para el pueblo saharaui. Seguiremos adelante aunque tengamos que morir en el campo de batalla”, han advertido desde las filas del Polisario.