LA SOLIDARIDAD PLANETARIA

Mucho tuit y escasa ayuda

La movilización en las redes no ha estado acompañada de una asistencia internacional

MARTA LÓPEZ / BARCELONA

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El secuestro de 276 niñas en una escuela de Chibok puso durante semanas bajo el foco de la atención mundial un drama cotidiano en esa zona del noreste de Nigeria donde desde el 2013 Boko Haram intensificó su guerra apocalíptica contra «la influencia de Ocidente», que para la milicia radical es básicamente la educación no islámica. Hace un año, el 'hashtag' #BringBackOurGirls (Devolvednos a nuestras niñas) inundó las redes sociales de la mano de famosos y ciudadanos anónimos de buena parte del mundo. Solidaridad planetaria. En Twitter e Instagram. También en algunas plazas y calles. Y en los murales de las escuelas. Pero de nada sirvió para devolver a las niñas a sus casas. Ni para frenar el avance de Boko Haram. Para ello hubiera sido necesaria otro tipo de ayuda. Que no llegó o llegó tarde.

Hubiera sido necesaria una mayor «contundencia», subrayó este mismo martes en una entrevista a la agencia Efe Oliver Dashe Doeme, obispo de Maiduguri, diócesis a la que pertenecen las niñas secuestradas. «Esta situación no se habría prolongado si la ayuda internacional, tanto militar como financiera, no hubiera actuado con lentitud», incidió el prelado.

SANCIONES EN EL 2014

Hasta el 2014, la comunidad internacional no hizo nada contra Boko Haram pese a que los ataques de este grupo contra los cristianos de Nigeria se venían produciendo desde el 2009. No fue hasta después del secuestro de Chibok cuando el Consejo de Seguridad de la ONU vinculó el grupo a Al Qaeda y le impuso sanciones, que incluyen la congelación de activos, la prohibición de viaje y embargo de armas a ese grupo y sus militantes.

Inmediatamente después del secuestro masivo de las niñas, varios estados --Francia, Reino Unido, China Estados Unidos-- se comprometieron a ayudar a Nigeria compartiendo información de inteligencia y formando a tropas nigerianas en el combate contra el terrorismo. La llegada de equipos extranjeros de expertos en lidiar en secuestros, negociadores con equipamientos (satélites y 'drones' de vigilancia) alimentó durante un tiempo la esperanza de una resolución rápida al drama, un espejismo que el paso de las semanas y los meses fue borrando.

La agresión de Boko Haram más allá de las fronteras de Nigeria facilitó en enero la formación y despliegue de una fuerza regional de 8.700 militares de Nigeria, Camerún, Chad, Níger y Benín, que se está empleando a fondo para frenar el avance yihadista. Desde hace dos semanas, el Consejo de Seguridad de la ONU negocia una resolución que debe dar respaldo jurídico, financiero y logístico a la fuerza africana. La amenaza se expande; la lentitud exaspera.