NUEVAS MEDIDAS EN ITALIA

Monti se mete con los privilegios de varios colectivos profesionales

El Consejo de Ministros abordará hoy una liberalización en el sector servicios

Protesta de los taxistas italianos en el centro de Roma.

Protesta de los taxistas italianos en el centro de Roma.

IRENE SAVIO
ROMA

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Nada entre tiburones pero sigue adelante. El economista Mario Monti, primer ministro del Gobierno tecnócrata de Italia, tiene ya a punto un paquete de medidas de liberalización del sector de los servicios que llegará hoy al Consejo de Ministros y pretende recortes de privilegios a colectivos tan poderosos en Italia como los abogados, los farmacéuticos, los notarios, las gasolineras y los taxistas. Y se anuncia tormenta.

Los taxistas llevaban ayer ya cuatro días consecutivos de protestas -además de las huelgas espontáneas del jueves y viernes de la semana pasada- y no tenían visos de retroceder. Mantienen bloqueado el centro de Roma y conseguir un taxi es un verdadero infierno, tanto en la capital italiana como en Milán.

De nada sirvió incluso una reunión que el Ejecutivo celebró en Palazzo Chigi con el representante del gremio, Loreno Bittarelli quien, tras el encuentro, dijo que levantaría la protesta. En el Circo Massimo de Roma, donde los taxistas se habían congregado, Bittarelli fue abucheado por sus colegas, que juraron que cruzarán los brazos otros 10 días.

TAXISTAS, ABOGADOS Y FARMACIAS / «No confiamos en nadie. Dicen que somos una casta, pero nosotros no cobramos nada si nos enfermamos o si nos vamos de vacaciones. Y para comprar nuestras licencias, nos hemos endeudado hasta las cejas», explicó seco a este diario Romolo Ruffini, un taxista de 50 años. La norma que enfurece los conductores prevé un aumento de las licencias que el Estado le otorga a este colectivo.

El primer ministro italiano contempla también la abolición de las llamadas tarifas profesionales para categorías como los abogados y los arquitecto y el aumento del número de licencias para ejercer en los próximos años. Además, también se prevé la liberalización de la red ferroviaria y de Correos, el aumento del número de las farmacias y la eliminación de las concesiones de por vida de servicios playeros.

Según el borrador del proyecto, al que tuvo acceso este diario, el objetivo de Monti es poner fin a «algunos obstáculos que históricamente han caracterizado el sistema económico e impiden el desarrollo de iniciativas empresariales autónomas».

Los cambios que plantea Monti no son pequeños. Según datos del Gobierno, el sector de los servicios, que es el más afectado por las reformas, equivale al 70% del PIB de Italia. Con lo cual, según estima el Ejecutivo, respaldado por un estudio del Banco de Italia, las liberalizaciones producirán un aumento del 1,4% del PIB en los próximos 20 años, al tiempo que también se registrarían beneficios para los salarios y las exportaciones.

Si Monti logra la aprobación de su proyecto, habrá conseguido lo que sus antecesores no pudieron. La misma protesta de los taxistas hace revivir escenas del 2007, cuando el entonces primer ministro, Romano Prodi, intentó liberalizar el sector, pero los taxistas protestaron con tal vehemencia que finalmente las medidas fueron suavizadas.