Miedo al Trump independiente

Trump baraja la idea de presentarse con un tercer partido si no logra la nominación conservadora El temor es que arrastre a descontentos con Washington y beneficie a Clinton

La cara demócrata 8Hillary Clinton tras un acto en Carroll (Iowa).

La cara demócrata 8Hillary Clinton tras un acto en Carroll (Iowa).

I. N.
NUEVA YORK

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Cuando lo dice Ralph Nader, el candidato del Partido Verde en el 2000 sin el que quizá George Bush nunca hubiera logrado la presidencia, conviene estar atento. Al minimizar a Donald Trump o a su candidatura o al buscar formas de excluirlo, «el establishment  del Partido Republicano está jugando con nitroglicerina».

Puede sonar exagerado pero es cierto que un Trump que se sienta traicionado -o que se resista a tirar la toalla si no logra la nominación- representa uno de los mayores riesgos de cara a las elecciones presidenciales para los conservadores. «Puede volver esa carrera presidencial en una a tres bandas», ha explicado Nader a The Nation. Y no es el único que lo piensa.

Observadores y analistas creen que Trump tendría opciones de arrastrar votos de republicanos desencantados con el partido y con Washington, y de algunos independientes; gente como Gary Staggs, un pequeño empresario de 55 años que el sábado fue a un rally en Iowa y declaró a The Wall Street Journal que Trump «dice las cosas que realmente sentimos» y que ha sacado a relucir discrepancias en las bases en temas como la inmigración.

Ayuda a Hillary

Arañando esos votos, Trump podría dar ventaja a Hillary Clinton (o a quien acabe como candidato demócrata). Según un sondeo reciente de ABC y The Washington Post, Clinton aventajaba a Jeb Bush en seis puntos en un duelo a dos bandas. Si en la pugna entraba Trump como tercer candidato, la ventaja de la demócrata subía a 16 puntos.

Si la gente hace ecuaciones es porque el propio Trump, en una entrevista la semana pasada con The, dejó abierta esa posibilidad. Días después de que el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, le llamara para pedirle que moderara su retórica, Trump denunció que el aparato no le estaba apoyando y lamentó que «siempre lo hacían cuando contribuía». También, al ser preguntado sobre la potencial candidatura como independiente, dijo: «Tengo que ver cómo me tratan. Si no son justos, eso será un factor, con certeza».

Hill

Ayer mismo Priebus lanzó un mensaje a los 16 aspirantes, indirectamente centrado en Trump, recordándoles que «deberían comprometerse a no presentarse como candidatos de tercer partido». Priebus, además, minimizó la posibilidad de que Trump dé ese paso. «No creo que vaya a suceder», vaticinó.

La meteórica irrupción del empresario en la campaña ha sido, no obstante, un quebradero de cabeza para él. Priebus rediseñó el calendario y formato de debates para evitar que se convirtieran en un circo como el del 2012, en el que rivales sin nada que perder se tiraron al cuello de Mitt Romney. Ahora enfrenta la posibilidad, como escribió The Nation, de «debates centrados casi por completo en un candidato que podría hacer lo peor y los del 2012 parecer reuniones de la Oxford Union Society».