GIRO EN LA POLÍTICA MIGRATORIA DE ALEMANIA

Merkel quiere deportar a los refugiados que comentan delitos

La policía dispara cañones de agua contra los manifestantes de Pegida, este sábado, en Colonia.

La policía dispara cañones de agua contra los manifestantes de Pegida, este sábado, en Colonia. / REUTERS / WOLFGANG RATTAY

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Era cuestión de tiempo. Durante la última semana la cancillera alemana, Angela Merkel, había hecho esfuerzos titánicos para tratar de no relacionar las masivas agresiones sexuales que se produjeron en Colonia durante la Nochevieja con la llegada de refugiados a Alemania. El informe policial que el viernes remarcaba que 22 de los 32 sospechosos detenidos estaban esperando la concesión de asilo ha sido la gota que ha colmado el vaso y en la mañana de este sábado la líder alemana ha propuesto facilitar las deportaciones de todos los refugiados que cometan crímenes.

Merkel ha presentado así la declaración aprobada por el partido que lidera, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), en la que se pretende agilizar los trámites de deportación de los recién llegados que sean condenados tanto a penas de prisión como de libertad condicional. La propuesta concibe que los refugiados pierdan su derecho a ser acogidos cuando quebranten la ley alemana. La dirección del partido también ha dado el visto bueno a que se endurezca las leyes contra la violencia sexual para tener penas más contundentes y reforzar la autoridad de la policía con más poderes para realizar controles. Actualmente los residentes extranjeros en Alemania solo pueden ser expulsados si han sido condenados a un mínimo de dos años de prisión. La CDU también plantea rebajar este límite para que se incluya a más casos de acción ilegal.

La propuesta de los conservadores va de la mano de más ayudas a la integración de los refugiados. “Hacemos ofrecimientos pero también exigimos integración y eso supone respetar nuestra forma de vida, derecho, cultura y aprender nuestra lengua”, añade el texto. De esa manera, también se reclama un mayor número de cursos para agilizar la adaptación de los recién llegados a Alemania. Durante el 2015 cerca de 1,1 millones de personas llegaron al país mayoritariamente del mundo musulmán.

CONCESIÓN A LOS CONSERVADORES

Las palabras de Merkel pueden suponer un importante giro en su política migratoria. En la última semana la cancillera ha recibido fuertes presiones de los sectores más conservadores de su propio partido para que reaccione con más contundencia con los recién llegados que no cumplan con la ley. “Revisaremos si se están haciendo las cosas como hace falta en materia de deportación. Debemos mandar un mensaje claro a aquellos que no están preparados para aceptar nuestro ordenamiento jurídico”, alertó el viernes.

El aviso se ha convertido ahora en una propuesta palpable que contará con el apoyo de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), sus aliados más críticos con la apertura de puertas a los refugiados, y que causará más fricciones con el Partido Socialdemócrata (SPD), que se ha opuesto más de una vez a esa solución. La situación actual es tan grave que incluso su presidente, el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, ha acabado alineándose con las tesis por las que ahora aboga Merkel. Aún así, su posición no garantiza que parte de los socialistas, aliados imprescindibles del Gobierno de Berlín, critiquen la medida.

Aún así, Merkel no ha cedido aún a la petición de Horst Seehofer, líder de la CSU, de fijar una cifra límite de acogida de refugiados. Baviera es el Estado que recibe más peticiones de asilo y por donde entran más migrantes ya que limita con la frontera austríaca. Seehofer, que también es ministro presidente de este land alemán, ha presionado insistentemente a Merkel para que endurezca sus posturas y se ha convertido en el aliado más incómodo del Ejecutivo de Berlín.

DIVISIÓN EN ALEMANIA

El escándalo de Colonia ha unido a Alemania en las críticas a los abusos sexuales y agresiones pero ha evidenciado la fricción de la sociedad sobre la acogida de refugiados. Esa tensión se ha escenificado este sábado frente a la emblemática catedral de la ciudad donde un grupo de mujeres a protestado enérgicamente contra lo sucedido durante la pasada Nochevieja.

Aprovechando la atención mediática el movimiento islamófobo Pegida se ha congregado delante de la estación central para acusar a los refugiados de la violencia. Rápidamente se ha formado una contramanifestación organizada por la izquierda para defender a los recién llegados y criticar la frecuente manipulación y rumores que esparcen por las redes sociales estos grupos xenófobos. La tensión entre ambos frentes se ha ido calentando hasta que la policía ha terminado disparando con los cañones de agua para dispersar los miembros de Pegida. Estos han abandonado la estación central entre gritos de “nazis fuera”.