El escándalo del espionaje masivo

Merkel pide a Obama que aclare si EEUU pinchó su móvil

Angela Merkel y Barack Obama, dialogando en una cumbre reciente.

Angela Merkel y Barack Obama, dialogando en una cumbre reciente.

J. M. FRAU
BERLÍN

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«Estas prácticas deben suspenderse inmediatamente». La contundente frase forma parte del comunicado que el Gobierno de Angela Merkel emitió ayer al conocer que el teléfono móvil de la cancillera ha podido ser durante años uno de los objetivos de los servicios secretos de EEUU. En el mismo comunicado, el Gobierno alemán asegura que Merkel llamó ayer personalmente al presidente Obama para pedirle explicaciones y afirmarle que considera estas prácticas «inaceptables». «Entre socios y amigos como son desde hace décadas Alemania y Estados Unidos no debe haber espionaje de las comunicaciones de sus líderes», afirma el texto, que habla de «abuso de confianza».

El Gobierno informó de que durante el día de ayer tuvieron lugar conversaciones de alto nivel en Berlín con representantes de la Casa Blanca y del Departamento de Estado norteamericano para esclarecer los hechos, y que se prevé que tales conversaciones continúen.

El conflicto estalló ayer a raíz de una investigación del semanario Der Spiegel, que llegó a la conclusión de que los servicios secretos controlaban las llamadas de Merkel. El Gobierno consideró plausible la investigación periodística y pidió explicaciones al más alto nivel.

RESPUESTAS / Desde la Casa Blanca, el portavoz del presidente, Jim Carney, aseguró que las comunicaciones de la cancillera Merkel «no son ni serán controladas». Sin embargo, las palabras de Carney no aclaran si el control de las comunicaciones de Merkel ha tenido lugar en el pasado. En términos casi idénticos se manifestó una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, según informó ayer la edición digital de Der Spiegel.

A principios de esta semana, Barack Obama tuvo que dar explicaciones al presidente francés, François Hollande, ante las revelaciones del diario Le Monde, que aseguraba que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) había tenido controladas 70 millones de conversaciones telefónicas de ciudadanos franceses en el periodo de un mes.

Obama, que llamó el lunes a Hollande, le aseguró que se estaba revisando la labor de sus servicios secretos para garantizar un equilibrio entre seguridad y privacidad. El reportaje de Le Monde se basaba en documentos filtrados por el excontratista de la NSA Edward Snowden.

El presidente estadounidense utilizó el mismo argumento del equilibrio seguridad-privacidad el pasado mes de junio en Berlín, durante una rueda de prensa conjunta con la cancillera Merkel. En aquella ocasión, Obama justificó el trabajo de la NSA afirmando que, gracias a él, «salvamos vidas», en alusión a los atentados terroristas que se han evitado gracias a informaciones de la agencia, y garantizó más intercambio de información con Alemania. A su lado, Merkel asentía y aceptaba las explicaciones de su huésped.

DEBATE INTENSO / El espionaje de la NSA se convirtió en una cuestión de intenso debate desde que se conocieron las primeras revelaciones de Snowden, que aseguraban que Estados Unidos espiaba a Alemania.

El ministro del Interior de Merkel, el bávaro Hans Peter Friedrich, viajó a Washington para obtener información, pero sus explicaciones sobre los logros de la expedición no convencieron. El ministro de Merkel se entrevistó con el vicepresidente Joe Biden y con el fiscal general, Eric Holder. «Les he dicho claramente a los amigos norteamericanos que no podríamos aceptar que la NSA viole las leyes en Alemania», afirmó Friedrich a su regreso de Washington.

La polémica subió de tono cuando se publicó que la agencia estadounidense y su equivalente alemana, BND, trabajan conjuntamente desde hace años. El diario Bild aseguraba que los servicios secretos alemanes no solo conocían las actividades de la NSA en Alemania, sino que se aprovecharon de ellas.

El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, afirmó que no es ningún secreto la cooperación entre los servicios de espionaje de países aliados. Otros medios como el Süddeutsche Zeitung o el Frankfurter Allgemeine Zeitung explicaron entonces cómo los servicios de espionaje de EEUU actúan con libertad de movimientos en Alemania desde que en 1955 el primer canciller de la RFA, Konrad Adenauer, les permitió controlar las llamadas telefónicas y el correo postal.