Merkel avisa que Schengen peligra sin un reparto justo de refugiados

Austria endurece los controles en la frontera para desarticular las mafias que trafican con personas

Un niño sirio mira por la ventana de un tren que parte hacia Hungría, ayer.

Un niño sirio mira por la ventana de un tren que parte hacia Hungría, ayer.

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Alemania no tan solo lidera la economía europea. En las últimas semanas, Berlín, junto a Francia, ha sido una de las voces más insistentes y criticas sobre la necesidad de cambiar la estrategia de inacción que los gobiernos de la Unión Europea (UE) han seguido hasta ahora ante la oleada de refugiados que recibe el continente. Ayer, la cancillera alemana Angela Merkel dio un duro puñetazo sobre la mesa y aseguró que «si no hay un reparto equitativo de refugiados, nos veremos obligados a revisar Schengen».

El espacio de libre circulación, aprobado en 1995 y que suprime las fronteras entre países, es uno de los primeros logros de la UE. La peor crisis de refugiados desde el final de la segunda guerra mundial ha evidenciado la falta de preparación y la nula capacidad de reacción de muchos Estados europeos. Ante este enorme desafío, Merkel volvió a insistir en que «hay que lograr una política común en Europa». El ministro de interior germánico, Thomas de Maizière, y su homólogo galo, Bernard Cazeneuve, ya están trabajando en un plan de armonización de las cuotas de repartición de los refugiados, un tema que generó controversia en junio pasado.

Los dramáticos casos de la última semana, que causaron cerca de 300 refugiados muertos en varios naufragios cerca de las costas de Libia y otros 70 abandonados en un camión en la frontera entre Austria y Hungría, han hecho saltar las alarmas. Ahora, Berlín y París (y Londres en menor medida) piden celeridad para adoptar nuevas medidas que eviten estos episodios. «Todos los Estados miembros deben asumir su responsabilidad», sentenció la líder alemana. Para ello, el próximo 14 de septiembre se ha convocado una reunión europea de emergencia sobre los refugiados y en el mes de noviembre la UE celebrará una cumbre con países de África en Malta.

«Será un asunto central, no durante días o meses, sino también durante un largo periodo de tiempo», recordó Merkel justo después de reunirse con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. Aunque la reunión entre los dos líderes se centra en cuestiones económicas, también abordaron la crisis migratoria. En un acto de apertura del curso político en Soutomaior, Galicia, Rajoy habló de «actuar sobre las causas» para paliar la llegada de los refugiados. En un articulo publicado ayer en el rotativo económico Handelsblatt, Rajoy no hizo ninguna mención al sistema de reparto de cuotas obligatorias impulsado por Alemania y Francia.

Trenes cargados

Los problemas que provocan la falta de una política de migración común en Europa se están evidenciando en la frontera entre Austria y Hungría. Aunque el gobierno del populista Viktor Orban aseguró que no dejaría pasar a los refugiados, a la hora de la verdad la realidad es otra. La creación de una valla alambrada en la frontera con Serbia parece ser insuficiente ante la oleada de personas que huyen de la guerra y tratan de penetrar en el espacio Schengen. En muchos casos, la policía ha mirado hacia otro lado y ha dejado pasar a cientos de personas que llenaron ayer trenes en Budapest y tienen la vista puesta en AlemaniaAustria o Suecia.

En este sentido, Viena ha endurecido su posición contra las mafias y ha reforzado los controles en la frontera para detectar tráfico de personas. Eso causó ayer largas colas en las autopistas y quejas de los usuarios. Con esta medida, las autoridades quieren asegurarse que no se repite la tragedia del pasado jueves.

A pesar de las críticas, la ministra del Interior austríaca, Johanna Mikl-Leithner, remarcó que la operación no viola las políticas de libre circulación europeas y que se han podido detener ya a cinco traficantes de personas.