La intifada de los menores

Agentes de policía israelíes caminan junto a un grupo de mujeres palestinas en Jerusalén.

Agentes de policía israelíes caminan junto a un grupo de mujeres palestinas en Jerusalén. / apc

ANA ALBA / JERUSALÉN

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Las paredes de la habitación de Hadil Awad y la colcha que cubre su cama son rosas. Varios peluches inmóviles esperan a su dueña, pero nunca volverá. El pasado 23 de noviembre, Hadil, de 14 años, salió de su casa de Qalandia -junto al muro que Israel levantó en Cisjordania- para ir al colegio, pero cogió el autobús a Jerusalén con su prima Nurhan, de 16 años. 

En el centro de la ciudad, Hadil apuñaló con unas tijeras a un hombre palestino al que tomó por israelí. Después, un policía la mató e hirió a Nurhan, a pesar de que no representaban ningún peligro, como mostró el vídeo de una cámara se seguridad. La oenegé israelí B'Tselem calificó la muerte de “ejecución sumaria pública”.

“Hadil se levantó temprano como cada mañana, comió sus cereales, me pidió 100 shekels (unos 24 euros) porque quería comprarse un gorro. Y se fue a la escuela. La mataron con el uniforme”, explica entre lágrimas Maliha Awad, la madre de Hadil.

INCREDULIDAD

“Cuando vi la televisión, reconocí a mi hija por los zapatos, perdí la cabeza, no lo podía creer. Hadil no planeó el ataque, estoy segura. Era una excelente estudiante, la tarde anterior estudiaba. Quería ser médico para saber qué le pasó su hermano, cómo pudo matarle una bala”, relata Maliha.

Las fuerzas israelís dispararon un tiro en la cabeza a Mahmud, hermano de Hadil, en una protesta en el 2013. “Hadil sintió mucho su pérdida. Me gustaría poder hablar con ella y preguntarle por qué fue a Jerusalén ¿Cómo no pude ver nada y dejarla salir de casa ese día?”, se lamenta Maliha.

Pensamientos similares atormentan a Adel y Maisa Jatib, cuyo hijo Mustafa, de 17 años, también salió de casa hacia la escuela y no regresó. La policía de fronteras israelí lo mató en la ciudad vieja de Jerusalén porque presuntamente había intentado apuñalar a un agente, aunque varios testigos aseguraron a la oenegé palestina Al Haq que no vieron ningún cuchillo.

CADÁVER RETENIDO

El incidente ocurrió el 12 de octubre, pero la familia no recuperó el cadáver hasta el 11 de enero y no tuvo acceso a la grabación de los hechos porque, según las autoridades, la cámara de seguridad de la zona no funcionaba.

“Es difícil saber qué pasa por la cabeza de un chico de 17 años, pero estamos seguros de que Mustafa era inocente. Y si no lo era, queremos una prueba. Nos parece imposible, tenía muchos sueños, quería estudiar ingeniería en Alemania”, cuenta su padre, Adel, empleado de la ONU. 

"Con las tecnologías, los padres han perdido control sobre sus hijos", indica la psicóloga Rania Aljawi, coordinadora del Programa de Desarrollo de Jóvenes en Jerusalén este y Cisjordania de la oenegé Save the Children.

“Entre las generaciones jóvenes de Palestina, el nivel de frustración y desesperación es muy alto. Viven en unas condiciones duras, carecen de los derechos humanos básicos”, apunta Aljawi.

HARTOS Y ABATIDOS

“A edades muy tempranas los arrestan, los maltratan, sufren restricción de movimientos y los humillan en los controles militares y policiales. Algunos los pasan a diario para ir al colegio”, comenta la psicóloga.

“Están hartos y abatidos por la falta de perspectivas de futuro. Saben que la ocupación sigue, que no podrán tener una vida normal como la que ven en otros lugares por internet, sus sueños están rotos”, argumenta Aljawi.

Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), desde el pasado octubre, las fuerzas israelís han matado a 36 atacantes o presuntos agresores menores.

Aljawi y otros psicólogos creen que la violencia de las fuerzas israelís que sufren y ven los adolescentes es clave para provocar reacciones violentas.

Los padres dejan de ser héroes y aparecen humillados ante los hijos, que intentan asumir el papel de defensores de la familia y la dignidad colectiva. “A los adolescentes les gusta jugar un gran rol en su comunidad, aparecer como héroes y tienen un alto sentido del sacrificio”, subraya Aljawi.

EFECTO DE REDES SOCIALES

En los menores pueden influir los "mártires" que atacan a Israel. Sus retratos cuelgan en las calles y se los elogia públicamente. Algunos agresores adolescentes tienen familiares a los que mataron las fuerzas israelís o que cometieron atentados, pero son la minoría. También son excepción los que sufren problemas personales. La mayoría pertenece a familias sin grandes dificultades económicas, son buenos estudiantes y tienen muchos amigos.

Los psicólogos señalan que las imágenes de las muertes de atacantes y del maltrato de fuerzas israelís a palestinos difundidas en las redes sociales disparan las reacciones negativas de jóvenes. “Digerir estas imágenes es difícil a esa edad, les provoca pensamientos y sentimientos confusos que les cuesta controlar positivamente”, asegura Aljawi. Israel acusa a las autoridades palestinas y los medios de comunicación de “incitar al odio”.