VUELCO EN EEUU

Una inmigrante en la Casa Blanca

Melania Trump se reúne con la primera dama, a la que plagió durante la Convención republicana

Melania Trump y Michelle Obama, en su encuentro en la Casa Blanca, este jueves.

Melania Trump y Michelle Obama, en su encuentro en la Casa Blanca, este jueves. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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No deja de tener su ironía que el hombre que ha hecho de la demonización de los inmigrantes una de las armas principales de su campaña, esté casado con una de ellas. La eslovena Melania Trump se convertirá en enero en la segunda mujer nacida fuera de Estados Unidos que ocupa el cargo de primera dama, algo que no sucedía desde 1829 con la británica Louisa Adams, hija del cónsul estadounidense de la época en Londres y esposa de John Quincy Adama. La exmodelo ha tenido esta mañana su primer contacto con la Casa Blanca, donde se ha reunido con la que será su predecesora Michelle Obama, por la que expresó “admiración” en el pasado. A diferencia de su marido, Melania no se ha pasado los últimos meses criticando al presidente. En la campaña mantuvo un perfil muy bajo.

En los próximos meses le espera una tarea titánica para darse a conocer al país y ganarse su confianza porque en gran medida sigue siendo una desconocida. No lo tendrá fácil para estar a la altura de su predecesora. La abogada de Chicago ha sido una de las primeras damas más populares y carismáticas de la historia reciente. Su trabajo sobre la educación de las mujeres, la comida sana o la paternidad ha generado respeto y sus discursos han sido celebrados como una fuente de inspiración para millones de personas de todo el mundo. Muchos le están pidiendo incluso que se presente a las presidenciales del 2020, aunque Obama ha dicho no tener ningún interés en seguir vinculada a la política.

Esta mañana, las dos han tomado un té en la residencia privada de los Obama y más tarde Michelle le ha dado un tour por la Casa Blanca. Según la prensa estadounidense han hablado de cómo es criar a los hijos en un entorno semejante y bajo el escrutinio permanente de la prensa. La señora Trump, que habla cinco idiomas, se convirtió en ciudadana estadounidense en el 2006, un año después de casarse con el empresario, al que conoció en 1998 en una fiesta y con el que tiene un hijo en común, Barron.

CARGO CEREMONIAL

El cargo de primera dama ha sido tradicionalmente muy ceremonial, pero unas pocas, como Hillary Clinton y Nancy Reagan, se involucraron activamente en tareas políticas. Especialmente Clinton, que estuvo al frente del proyecto para reformar la sanidad. Sus intentos no solo fracasaron, sino que acentuaron la división del país y dañaron la popularidad de la primera dama, que no se recuperó hasta que parte de la ciudadanía se solidarizó con ellas tras el escándalo de Monica Lewinsky.

Nada indica que Melania aspire a parecerse a Clinton. Su referencia, según ha dicho en varias entrevistas, es Jackie Kennedy y su prioridad será ocuparse de su hijo Barron para que se sienta arropado. “En términos de la evolución de las primeras damas, yo veo a Trump volviendo al pasado para adoptar un rol más tradicional”, le ha dicho a 'USA Today' la experta de la universidad de Scranton Jean Wahl Harris. Melania ha dicho que pretende ejercer de abogada de las mujeres y los niños durante su estancia en la Casa Blanca, así como trabajar contra el “ciberbullying” infantil, el acoso en las redes sociales.

UNA IRONÍA

No deja de ser irónico porque su marido ha utilizado constantemente las redes sociales para insultar y humillar a sus rivales políticos y los periodistas. A veces a horas intempestivas. “Nuestra cultura se ha vuelto demasiado mala y dura, especialmente con los niños y los adolescentes”, dijo Melania hace 10 días, en el primer discurso que daba desde su presentación en sociedad durante la Convención republicana. “Tenemos que encontrar una forma mejor de hablarnos, de discrepar y respetarnos”.

Aquel discurso de la Convención acabó resultando bastante humillante después de que se comprobara que Trump había plagiado dos párrafos de otro discurso dado años antes por Michelle Obama.