ELECCIONES EN ARGENTINA

Mauricio Macri, el hombre que prefirió ser antes que tenerlo todo

Hijo de uno de las grandes fortunas de Argentina, abandonó el mundo de los negocios para dedicarse a la política

Macri, candidato presidencial por Cambiemos, tras votar en Buenos Aires, este domingo.

Macri, candidato presidencial por Cambiemos, tras votar en Buenos Aires, este domingo. / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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Dice que no quiso ser solo el gran heredero sino ir más allá del mandato familiar. Nieto del cartero romano Giorgio Macri, hijo de Francesco Francoun obrero que llegó a Argentina en 1949 sin un duro, Mauricio, como le gusta que lo llamen, se ha propuesto reescribir la historia de un linaje en constante ascenso. Nació en 1959. Cuando entró a las aulas del Cardenal Newman, una de las escuelas más selectas de este país, su padre había dejado de ser un asalariado: edificaba un imperio de la construcción que debía quedar a su nombre: SOCMA.

A Mauricio le ha costado despegarse de la sombra de Franco, quien, según Gabriela Cerruti, biógrafa del líder de Cambiemos, manejó durante años por igual “hilos del poder en Argentina y en Italia”. Don Franco, se lee en 'El Pibe', sentó a su mesa militares, cardenales, jueces y presidentes, ganó fortunas en contratos con los estados, de izquierda o derecha. “Y también con Licio Gelli, la logia P2 y la Cosa Nostra italiana”. Y junto al padre, estaba el hijo.

Cerruti asegura no obstante que los rasgos del candidato presidencial no son los de su Franco: no es autoritario ni prepotente. Mauricio se parece más a su madre, Alicia Blanco Villegas, que viene de las “buenas familias” argentinas. Pero a los 23 años, el padre sufrió un infarto y lo conminó a hacerse cargo de SOCMA. Le exigía más más que a nadie y también lo menospreciaba: nunca imaginó que el primogénito podía llegar tan lejos. Cuando Argentina recuperó sus instituciones democráticas, Mauricio se inició políticamente en la derecha más rancia. Pero los negocios lo retuvieron. En los años 90 fue procesado por contrabando de piezas de autómovil. No ocurrió nada. ¿Qué tribunal se iba a atrever con un Macri en plena fiesta neoliberal?

Estuvo secuestrado 20 días y lo liberó un policía de dudosos pergaminos democráticos. Y cuando se cansó de las peleas con Franco se propuso cumplir su primer sueño: ser presidente del Boca Juniors. Con el equipo de fútbol más popular de Argentina consiguió 17 títulos en ocho años de administración. Mauricio redujo desde entonces la distancia entre fútbol y política. Cada vez que gritaba un gol pensaba en un objetivo superior. En el 2003 dejó el Boca y disputó la alcaldía capitalina. Fue derrotado en una segunda vuelta. Cuatro años más tarde, la ganó de manera inapelable y fue reelegido en el 2011.

DISCURSO ADECUADO A LAS EMOCIONES

Propuesta Republicana (PRO) fue el instrumento con el que Macri se convirtió en un político de insospechada gravitación. No solo su padre lo subestimaba. Y él, contra todo pronóstico, armó el primer gran partido de derecha democrática. De la ciudad de Buenos Aires salió a disputar el territorio nacional. De la clase media acomodada se dirigió a los barrios humildes. Fue adecuando su discurso a las emociones de la sociedad. Si en el 2013 se oponía a las nacionalizaciones, en la campaña electoral giró sobre sus pasos sin rubores. Días atrás opinó que el  kirchnerismo había instituido demasiados feriados (fin de semana puente). La frase cayó mal y dio marcha atrás.

“Si una promesa sobre reducir la cantidad de feriados puede ser desandada en cuestión de horas, lo mismo cabe para temas un poco más serios como la devaluación, las nacionalizaciones/privatizaciones, la negociación con los 'holdouts' (buitres) y las tarifas de los servicios públicos”, señaló Sebastian Lacunza, director de 'The Buenos Aires Herald'. Lo que Macri diga no parece ser relevante. Importa lo que hace, lo que haga. Porque Macri, el heredero de SOCMA, dice haber aprendido la diferencia entre tenerlo casi todo y “ser”. Y por eso, eligió lo último.