EL DESAFÍO TERRORISTA

Masacre en la escuela

Un hombre traslada a una niña herida en el asalto del comando talibán a una escuela en Peshawar.

Un hombre traslada a una niña herida en el asalto del comando talibán a una escuela en Peshawar.

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Algunos estudiantes intentaron en vano zafarse de los atacantes, escondiéndose bajo los pupitres. Pero acabaron corriendo la suerte de sus compañeros, y murieron ametrallados. Al menos 132 estudiantes y nueve profesores perdieron la vida este martes cuando un comando talibán irrumpió en una escuela de Peshawar donde estudian hijos del personal del Ejército, disparando a bocajarro y aleatoriamente contra alumnos y personal docente, en una cruel acción terrorista no vista en Pakistán en un decenio que, a buen seguro, desatará la ira del todopoderoso 'establishment' militar paquistaní. «¡Llévame a casa, llévame a casa!; van a volver para matarme...», imploraba Ahmed, uno de los supervivientes, postrado en la cama de un hospital local junto a su padre, Mustaq Ahmed, pocas horas después del asalto.

Khalid Khan, de 13 años, estaba en clase de primeros auxilios en el recibidor del edificio cuando dos hombres con la cara afeitada, vistiendo ropas de color blanco y chaquetas negras entraron en la habitación. «Dispararon contra los estudiantes y luego se marcharon; el doctor del Ejército y los soldados que allí había lograron escapar, y nosotros echamos el cerrojo; pero en seguida volvieron, rompieron las puertas y entraron, disparando de nuevo», aseguró Khalid Khan.

«Mataron a la mayoría de mis compañeros; después, no sé que sucedió y me llevaron al hospital», resumió, entre sollozos.

GUIADOS POR UN PROFESOR

Un chico de 9 años, que pidió no ser identificado por miedo, relató cómo algunos de los profesores les guiaron hacia el exterior de la escuela nada más oír el tiroteo. «El profesor nos pidió que recitáramos el Corán tranquilamente; cuando salimos, vimos a un grupo de padres que estaban llorando; vi a mi padre que también estaba llorando», rememoró ante los periodistas.

Shahrukh Khan, de 15 años, con sendas balas en las piernas, fue uno de los estudiantes que sobrevivió escondiéndose bajo un banco. «Una de mis profesoras recibió un disparo en la mano; estaba llorando de dolor; entonces, un terrorista se acercó a ella y comenzó a dispararla hasta que dejó de emitir ningún sonido; alrededor mío estaban mis amigos tendidos en el suelo; estaban heridos o muertos», explicó Shahrukh Khan.

ASALTO REIVINDICADO

Una vez que las fuerzas de seguridad paquistanís dieron por finalizado el asalto, Tehrik-i-Taliban se apresuró a reivindicar la acción armada, de una crueldad no vista en años en el país asiático. «Hemos elegido la escuela del Ejército porque el Gobierno está actuando contra nuestras familias y nuestras mujeres», declaró el portavoz talibán, Mohamed Umar Khorasani. «Queríamos que sintieran el dolor», remachó Khorasani, quien también desveló que muchos de los asaltantes vestían chalecos con explosivos.

Según algunos supervivientes, los atacantes se comunicaban entre ellos en una lengua extranjera, posiblemente el árabe, y lograron sortear el cordón de seguridad en torno a la escuela porque algunos de ellos vestían uniformes militares.

CONMOCIÓN EN EL PAÍS

Las dimensiones del asalto y el objetivo elegido --un centro educativo con más de 500 alumnos de entre 10 y 20 años-- conmocionó a todo Pakistán. Los talibanes paquistanís habían prometido incrementar sus operaciones armadas en respuesta a una gran operación que está llevando a cabo el Ejército en las denominadas zonas tribales, la franja de territorio fronteriza con Afganistán donde la insurgencia se ha hecho fuerte. Sin embargo, los ataques deliberados contra objetivos civiles sin importancia estratégica hasta el momento habían sido relativamente raros; los rebeldes talibanes habían centrado sus operaciones en las fuerzas de seguridad, las bases militares y aeropuertos.

En sus primeras declaraciones, el jefe del Ejército, Raheel Sharif, no ocultó su furia, y prometió venganza. «Estos terroristas han golpeado el corazón de la nación; pero nuestra determinación de afrontar esta amenaza ha tomado savia nueva; preseguiremos a estos monstruos y a sus cómplices hasta que sean eliminados para siempre». El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, empleó un vocabulario similar: «Nos vengaremos de cada gota de sangre derramada por nuestros hijos».

La convulsión por el atentado también alcanzó a EEUU. El presidente Barack Obama declaró que «las oraciones y los corazones» de EEUU estaban con las víctimas.