Martirio civil en Alepo

La población de la localidad siria padece cada vez con más dureza los efectos de la guerra

Un ciudadano de Alepo recoge escombros.

Un ciudadano de Alepo recoge escombros. / periodico

Javier Triana

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“Un niño de siete años perdió su pierna derecha en un bombardeo ayer”. El doctor Hamzeh Khatib da el parte con la extraña normalidad de quien está acostumbrado a la catástrofe. Es director de un pequeño hospital privado del distrito de Sukkari, en el sur de Alepo, una ciudad objeto de los bombardeos rusos que apoyan al régimen del presidente Bachar Al Asad. Su reconquista de las manos de grupos armados opositores a Asad y kurdo-sirios sería una gran victoria para Damasco. Pero en el avance se han quedado las vidas de centenares de civiles. De quienes no quieren o no pueden huir de una plaza cada vez más habituada al estruendo de la aviación rusa.

Los ritmos del centro médico que dirige Khatib dependen precisamente del compás de las bombas de Moscú. Más actividad aérea suele resultar en días de más ajetreo en los quirófanos y consultas. “En los últimos diez días, hemos sufrido entre cinco y diez bombardeos al día. Este martes, unos 25 civiles resultaron heridos y otros siete murieron”, relata el doctor a EL PERIÓDICO vía telefónica. “Y hace cinco días, hubo un centenar de heridos y unos 25 murieron. Todos ellos civiles”, lamenta.

“Recibimos pacientes con muchos tipos de heridas: desde cortes en distintas partes del cuerpo, heridas que hacen que el paciente pierda un miembro, como una pierna o un brazo”, explica Khatib, consciente de que las cosas irán previsiblemente a peor con el avance de las tropas gubernamentales.

La posibilidad de que Alepo resulte sitiada por las tropas de Asad y sus aliados preocupa en el hospital. “Tenemos suficiente material por ahora –cuenta el médico–. En caso de quedarnos cercados [y sin posibilidad de abastecimiento], creo que hay provisiones como para operar durante un mes y medio o dos meses. Como máximo”.